Una de las cosas que nos ha deparado este verano, parece que convenientemente retrasada hasta después de las elecciones andaluzas para no perturbarlas, ha sido la condena del Supremo por corrupción a Chaves, Griñán y otros prebostes históricos del socialismo nacional y andaluz. Lo cierto es que retrasar la publicación de una sentencia por las elecciones resulta sin duda tan perturbador como publicarla antes de las elecciones, la pregunta es para quién resulta perturbador o a quién favorece o perjudica la perturbación. Pero en fin, las elecciones andaluzas han deparado el resultado que han deparado y esa sería otra cuestión. El asunto ahora es el PSOE. El asunto ahora es la corrupción.
🔴 Felipe González y Zapatero firmarán la petición de indulto parcial a Griñán por el 'caso ERE' https://t.co/pOpg4HQYTW
— THE OBJECTIVE (@TheObjective_es) August 17, 2022
A nadie se le escapa que hay políticos corruptos en todos los partidos. Esto es tan evidente como que hay seres humanos en todos los partidos. El problema por tanto no es que en un partido político puedan aparecer corruptos o casos de corrupción, sino cómo reacciona el partido a la corrupción. En este sentido la reacción de todo el PSOE a la condena del Supremo, apoyando a los condenados, invita a pensar que en el citado partido no es que haya corrupción, sino que es corrupción.
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Por otro lado, la reacción del PSOE a la condena explica la condena. O sea, si estás en un partido que protege a sus corruptos y que hasta se plantea indultarlos tras ser condenados, ¿cómo no iba a haber ahí corrupción? Si ya persiguiendo la corrupción sigue habiendo siempre corrupción, ¿cómo no iba a haberla y tan monumental en un entorno de impunidad y protección de sus corruptos como el PSOE?
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El pretexto del PSOE y sus satélites para justificar la impunidad de sus corruptos es que no se han quedado ellos el dinero robado. O sea, si usted roba el coche a un socialista, pero en vez de quedárselo lo tira por un barranco, no está haciendo nada malo porque no se lucra con el robo.
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Sin embargo claro que los dirigentes socialistas se lucraron con la corrupción un Andalucía, y de la manera más peligrosa y corrosiva posible para el sistema.
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Un político que compra votos con el dinero que roba es mucho más peligroso para el sistema democrático que un político que con el dinero que roba se compra un yate. Para el contribuyente la merma en el dinero es la misma, pero la compra de votos tiene consecuencias mucho más corrosivas. Y por supuesto que el político que roba el dinero para comprar votos tiene un beneficio: el poder, el mayor objetivo que suele tener un político. Pretender que robar dinero público para comprar el gobierno no es delito, además de una bobada, casi ya debería ser otro delito. Robar dinero público para comprar votos no sólo es tan corrupto como robarlo para comprarse un Ferrari, sino que al ser más peligroso para la democracia debería ser un tipo del delito agravado.
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La reacción de todo el PSOE en bloque a favor de sus corruptos, por lo demás, no hace sino reafirmar la sospecha de lo equivocados que están aquellos que ven en Sánchez, como en otro tiempo vieron en Zapatero, una especie de excepción en el seno de un partido de izquierdas salvable, moderno y homologable. Por el contrario, desde los albores de su historia el PSOE es un partido revolucionario, violento y antidemocrático. Zapatero y Sánchez no son la excepción sino la norma, el resultado lógico de los valores, las ideas, la sociología y la historia del partido. La existencia del PSOE es un tapón para la creación de la izquierda española moderna que merecemos. Si avalan a Chaves y Griñán los demás no son mejores que Chavez y Griñán. Sánchez no es mejor que Zapatero y lo que venga después de Sánchez no será mejor que Sánchez. Dentro del PSOE no hay salvación.
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Un comentario
Son socialistas, ladrones y mentirosos. Lo peor.