Una de las noticias que merece recuperar de cuando la redacción de NC ha permanecido cerrada por las vacaciones de verano es sin duda la de las agresiones homófobas y sexistas denunciadas en el Hatorxu Rock, el festival musical abertzale que se celebra en Villava. El festival incluso tuvo que concluirse de forma anticipada ante la catarata de situaciones denunciadas: tres agresiones homófobas y cinco sexistas.
Denuncian agresiones homófobas y sexistas en un festival abertzale celebrado en Villava https://t.co/0faAO7j3hz
— Navarra.com (@navarra_com) July 31, 2022
Lo sucedido evidencia todo el machismo y la homofobia que realmente se esconde bajo la alfombra del discurso progresista y abertzale. Desmonta a su vez el espejismo de que la violencia contra las mujeres responde a una determinada ideología y que, por consiguiente, en un entorno tan ideológicamente saneado como es el ultraizquierdista y abertzale no pueden producirse este tipo de agresiones. Por el contrario, en un entorno en el que la violencia se exalta y se justifica y se rinde culto a presos que practican el terrorismo lo raro sería que las personas pertenecientes a ese entorno no estuvieran caracterizadas por un ramalazo violento. De haber una relación entre ideología y agresiones machistas y homófobas, seguramente es de tal naturaleza que afectaría singularmente a la izquierda abertzale.
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Complementariamente a esta noticia, el verano ha dejado en los últimos días otra situación extravagante en la que la izquierda abertzale y la Ertzaintza han entrado en conflicto por los pinchazos que algunas mujeres han denunciado durante las fiestas en las zonas de txoznas de Bilbao y San Sebastián. La izquierda abertzale ha llegado al punto de pretender crear una especie de policía de las txoznas autogestionada para evitar la intervención de la Ertzaintza.
Las txosnas argumentan que tienen su propio protocolo de actuación, mientras el Gobierno vasco exige que “no se obstaculice” el trabajo policialhttps://t.co/MLiM7lzku9
— NIUS (@NiusDiario) August 17, 2022
Cerca de cien mujeres denuncian ‘pinchazos’ en diversas fiestas vascashttps://t.co/RMCFtQXuQe
— Diario de Noticias (@NoticiasNavarra) July 31, 2022
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Nuevamente nos encontramos primero con la evidencia de que el entorno ideológico de la izquierda abertzale, en vez de ser particularmente seguro para las mujeres, en realidad parece particularmente inseguro para ellas. En segundo lugar y como siempre que aparece de por medio la izquierda aberztzale lo que encontramos es la chaladura de pretender que la policía se repliegue frente a los politxoznas para que todas esas denuncias se resuelvan internamente.
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¿Quién podía imaginar que todos estos fanáticos violentos y chalados podían resultar violentos y peligrosos también para los homosexuales y las mujeres? Si por un lado el contexto festivo de la izquierda abertzale parece particularmente peligroso, en vez de particularmente seguro, lo que faltaba es una policía de las txoznas autogestionada para controlar las denuncias, quién denuncia y quién es denunciado, qué jerarquía tiene en la izquierda abertzale la persona denunciante y la denunciada, qué denuncia se impulsa y qué denuncia se frena.
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Conviene no dejar caer en saco roto este tipo de situaciones porque no tienen nada de inocentes. Bajo la premisa de que si todo el mundo tuviera ciertas ideas (izquierdistas, progresistas, laicistas) y no otras (derechistas, tradicionalistas, religiosas, conservadoras ) desaparecería la violencia sexual, se pretende justificar la imposición a todos los niños desde el colegio un apabullante y delirante adoctrinamiento ideológico para convertir a todos los escolares en adultos abertzales y ultraizquierdistas. Que se pueda lavar el cerebro desde pequeños a casi todos los escolares para convertirlos en consumidores adictos a la papilla ideológica de la izquierda puede ser, pero que con eso se vaya a acabar con las agresiones sexistas salta a la vista que no.
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