El timo argumental de la sanidad pública

La sanidad pública y el tan cacareado estado del bienestar no es al final, en definitiva, más que un seguro público. Esto significa que no hay espacio para los milagros y es todo cuestión de números. Parece estos días la izquierda empeñada en propagar la idea de que cuando la sanidad y la educación son públicas, no importan los números, se pagan solas. Pedro Sánchez ha llegado a decir que la sanidad pública consiste en que recibimos mucho más de lo que aportamos y las cuentas del PSOE y sus satélites se han dedicado a enumerar lo que cuesta una operación o una estancia en el hospital, pretendiendo que son gastos a los que los españoles sólo podemos hacer frente gracias al estado.

Por empezar por lo más burdo, o sea Pedro Sánchez, resulta evidente que por definición  los españoles no pueden recibir servicios sanitarios muy superiores a lo que aportan. En realidad, ni siquiera un poco superiores. Para ser precisos, en principio la mejor hipótesis para el estado, o para el ciudadano, es recibir justo lo que se aporta. Es decir, el conjunto de lo que el estado gasta en sanidad sólo puede ser como mucho igual a lo que el estado recauda en sanidad. Punto. El estado, como cualquier particular o empresa privada, tiene la posibilidad de endeudarse hasta cierto punto y gastar más de lo que ingresa hasta cierto punto. Lo que sucede cuando se rebasa ese punto es la quiebra. También los estados quiebran, por supuesto. Es mucho más grave cuando quiebra un estado que cuando quiebra una empresa o un particular, por tanto no tonteemos con ese punto. Es muy grave que el presidente del gobierno o nos mienta o no sepa que los servicios que puede ofrecer el estado se corresponden exactamente con los que el estado ingresa.

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Decíamos que en el mejor de los casos el servicio máximo de salud que puede ofrecer el estado se corresponde exactamente con lo máximo que pueda ingresar para gastar en salud, pero hay un escenario peor. El estado no puede ofrecer más de lo que recibe, pero sí que puede ofrecer menos. Si 100 españoles pagan cada uno 1 euro al estado entonces el estado puede ofrecer servicios sanitarios públicos por valor como máximo de 100 euros. Pero sí que puede cobrar por valor de 100 y ofrecer servicios por valor de 90, o de 70. De hecho, las encuestas parecen abonar la tesis de que los españoles tienen una percepción muy distinta de la de Pedro Sánchez y piensan que reciben del estado mucho menos de lo que pagan.

El estado no vive en un mundo paralelo y no puede ofrecer servicios por más dinero del que ingresa, ni puede ingresar por más de lo que la sociedad genera. De igual que el estado se encuentre en una sociedad capitalista o socialista. Si el estado se encuentra en una sociedad socialista seguramente ingresará menos, porque en una sociedad socialista no existen incentivos al esfuerzo, a la formación, al riesgo, a la competencia, a la eficiencia ni al enriquecimiento.

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Resulta muy efectista plantarle al lector una hipotética factura de 7.500 euros por una operación y espetarle que nunca podría pagarla si no fuera por el estado. Pero eso no es del todo verdad. El estado no podría pagar la factura de la sanidad pública si un año tuviera que pagar 7.500 euros a cada español por una operación. La comunidad que más gasta en sanidad es el País Vasco con casi 2.000 euros de gasto por habitante. Si usted se asusta porque no podría pagar 7.500 euros por una operación piense que tampoco el estado podría pagarnos a todos 7.500 si todos necesitáramos una operación, lo que nos lleva al siguiente punto y a la idea inicial de que el tan cacareado estado del bienestar en realidad funciona como un seguro privado.

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Si la sanidad pública vasca, por ejemplo, puede funcionar gastando 2.000 euros por habitante, es porque de cada 100 vascos sólo 4 ó 5 cada año, pongamos por caso, van a necesitar ser operados. Es por ello que si cada operación cuesta 7.500 euros en principio la sanidad pública podría funcionar con un presupuesto de 37.500 euros. Bastaría por tanto con que cada vasco del ejemplo pagara 375 euros para cubrir las necesidades quirúrgicas anuales de los 100.

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Por la misma razón, si no le respalda un estado del bienestar usted no tiene por qué tener 7.500 euros debajo del colchón por si necesita operarse. Por el mismo principio podría contratar un seguro privado por 390 euros y asegurarse que le operan si hace falta aunque no tenga esos 7.500. Al igual que un seguro privado, el estado del bienestar es pagable porque sólo algunos de los que pagan cada año van a necesitar ser operados, ir al médico o ser hospitalizados. Las aseguradoras, igual que el estado, hacen un cálculo de los costes y ponen un precio a sus pólizas. Si todo el mundo tuviera que ser operado sería impagable tanto un sistema privado como uno público.

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Llegados a este punto a lo mejor la cuestión ya es mucho más matemática que ideológica. Si un vasco paga 2.000 euros en sanidad pública, ¿cuánto le costaría un seguro privado? Si le costara 1.999 euros al año o menos a lo mejor la sanidad pública no tiene sentido.

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Respecto al coste de la sanidad pública o de un seguro privado habría mucho que discutir, pero el seguro privado tiene de partida varias ventajas de su parte. Para empezar tener que pagar a empleados públicos supone seguramente doblar los costes de personal. Primero porque ya de salida cobran casi un 60% más, segundo porque el absentismo y las bajas son mucho mayores, y tercero porque lo que en el sector privado lo hacen 10 personas en el sector público seguramente lo tienen que hacer 14. Todo ello sin entrar en cuestiones como la competencia o, por ello mismo, la eficacia desde arriba en la gestión.

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Obviamente hay una falacia bastante burda en el planteamiento del PSOE y es que por un lado nos pone por delante, para asustarnos, los 7.500 euros que podría costarnos una hipotética operación, pero por otro lado nos oculta los alrededor 2.000 euros que todos los año no hipotéticamente, sino implacablemente, nos quita del dinero que ganamos para pagar la sanidad pública. ¿Y 2.000 euros todos los años para pagar a la sanidad pública sí que los tiene usted? Puede que usted no se haya operado los últimos 5 años, pero casi seguro que ha pagado impuestos.

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Por supuesto tenemos finalmente el asunto de la solidaridad y el no dejar nadie atrás. Hay personas que no tienen dinero ni para pagar una operación, ni para pagar un seguro privado, ni para pagar los impuestos sanitarios. La cuestión es que a lo mejor, con los números delante, tiene más sentido que el estado les pague a esas personas un seguro privado que tener montado un sistema público de salud. Eso podría discutirse, y hasta podría ensayarse prudentemente, pero de lo que no cabe duda es de que si apostamos por la sanidad pública y el estado del bienestar, tiene que ser por una sanidad pública y un estado del bienestar bien gestionados. O sea, en cualquier caso con el PSOE en la oposición.

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