El Gobierno Vasco ha aceptado el acercamiento a prisiones de Euskadi del 93% de los presos de la banda terrorista ETA que lo han pedido, desde que hace un año ejerce las competencias en materia penitenciaria. En paralelo, sólo ha dado luz verde al 27% de las peticiones tramitadas por presos que cumplen condena por delitos comunes, según informaron a Europa Press en fuentes penitenciarias vascas.
#LoMásDestacado | El Gobierno vasco acepta el acercamiento del 93% de los presos etarras que lo han pedido y sólo el 27% de los comunes https://t.co/c2fXclxrLF
— Europa Press (@europapress) October 10, 2022
El dato resulta tan demoledor que prácticamente huelgan los comentarios, pero está claro que parece existir una ventaja entre ser terrorista de ETA o preso común.
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Que esa es otra, hay presos vascos comunes fuera de la CAV. Nos presentan constantemente la idea de que los presos de ETA son víctimas de un tratamiento de excepción cuando resulta que no. Obviamente se les aplicó en su momento una política de dispersión para estorbar el control de la banda sobre los presos (mucho más sencillo si estaban concentrados todos en unos pocos centros y todos en la CAV) y facilitar su reinserción. Ahora bien, estamos en el punto en que el tratamiento de excepción es el que efectivamente reciben los etarras pero a su favor. Es decir, tus posibilidades se multiplican casi por cuatro para cumplir condena en la CAV si eres de ETA.
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En todo esto resulta fácil no ver unas cosas y ver fácilmente otras.
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Resulta difícil ver en los etarras y en su mundo una autocrítica, un reconocimiento de culpa, una petición de perdón, una colaboración con la justicia para resolver los casos pendientes, y una disposición a llamar a las cosas por su nombre. Llamar terroristas y asesinos a los presos de ETA en vez de presos políticos, por ejemplo. Ni ETA ni la izquierda abertzale han reconocido nunca que sus presos son asesinos. Tampoco han reconocido nunca que sus crímenes merecían un castigo y que los presos estaban justamente encarcelados. Todo esto no hay manera de verlo en este proceso de reagrupación, maixabelización y blanqueamiento del colectivo.
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Lo que por el contrario resulta fácil de ver es la ventaja de tener detrás una formación política con escaños respaldando a los presos de ETA. Una formación política que, por ejemplo, confesamente pueda intercambiar presos por presupuestos. Los presos comunes vascos. como los demás presos comunes, no tienen tras ellos ningún partido político que, como Otegui los presos de ETA, los considere los “nuestros”. Ni nadie que reclame su impunidad y su amnistía exigiendo que salgan todos a la calle o se puedan ir todos a su casa. Ni una serie de plataformas que les organicen ongi etorris. O un equipo de abogados especializado en sus casos. Ni una galaxia de medios dedicados a blanquearlos y a oponer al sufrimiento de sus víctimas, hasta eclipsarlo, el dolor de los familiares de los presos. Como si los terroristas no fueran los únicos culpables tanto del dolor de los familiares de las víctimas como del dolor de sus propios familiares.
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Al final resulta que claro que existe un trato anormal hacia los etarras, pero parece claro que es un trato a favor. Lo de que te vote Txapote es literal cuando tu gobierno depende de tener contento a Txapote para poder contar con su voto a la hora de sumar. Es que o te vota Txapote o la cosa va mal.
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