Plagiando el argumento del canal de Youtube de Fortunata y Jacinta, empezaremos diciendo que “M” es una letra por la que empiezan muchísimas palabras estupendas como “moderada”, “maravillosa”, “misteriosa”… entienda por tanto cada uno lo que quiera por “M de pancartas”. Dicho esto, ha pasado una legislatura entera y el gobierno del cambio oficialmente ya se ha salvado definitivamente de la “ácida crítica” (tiene la osadía de decir el Noticias) de las peñas de la Federación. Más de 60 pancartas y ni una crítica al gobierno en 4 años, todo un logro: guau, qué ácidos y qué críticos. De hecho, los personajes protagonistas de las pancartas son Franco, Abascal, Esparza, Maya, Casado, Rivera… Esporrín. El ridículo es tan apoteósico que casi una tras otra van mostrando su apoyo a los “txabales”, a los presos de ETA o a los okupas del Maravillas, cargando esta año permanentemente contra la Policía Foral pero sin mencionar en absoluto a la consejera Beaumont.
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Demostrando que tantas pancartas distintas para un pensamiento único son demasiadas, abundan las repeticiones como las previsibles menciones a Juego de Tronos o que Abascal aparezca 2 veces en un tanque.
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Una vez más todas las pancartas de la Federación de Peñas reflejan sólo a una parte de Navarra, siempre a la misma, siempre con las mismas ideas, siempre con los mismos mensajes, siempre con el mismo pensamiento. Obviamente hay una razón para explicar la realidad monocolor de las peñas y el contraste con la Navarra real: en la Federación de Peñas no hay pluralidad porque no hay libertad. Puede que al menos todo eso se pudiera reflejar con ingenio, pero algo que se basa en la repetición y en el pensamiento mimético raramente resulta creativo. Lo mismo de siempre, igual de previsible, igual de aburrido, exactamente lo mismo que diremos el año que viene.
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Volviendo al principio, a partir de 2015 podía caber la posibilidad de preguntarse si con el cuatripartito en el gobierno podría encontrarse en las pancartas algún atisbo de crítica a los suyos ya que ahora estaban en el poder. Puesto que el espíritu crítico siempre debe empezar con el que está en el poder, se trataba de ver si lo que animaba a las peñas era el espíritu crítico u otra cosa. Obviamente no ser capaz de criticar nunca a los tuyos ni cuando están en el poder, o no poder dejar de criticar nunca a los otros aunque estén en la oposición, tiene un nombre muy distinto al de espíritu crítico, en realidad es casi lo opuesto.
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Incluso dentro de la tendenciosidad monocolor de las pancartas hubiera resultado estimulante encontrar el mal bien hecho, humor inteligente, algo ingenioso y sutil para variar. Por el contrario, si por ejemplo se trata de criticar a VOX, se dibuja una mierda y se le pone un letrero que pone VOX. Ese es un poco el nivel general.
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Por lo demás no cabe sino lamentar que cuando la historia futura repase las pancartas de las peñas en esta época, si es que alguien se toma esa molestia alguna vez, se encontrará con un constante apoyo a quienes han acabado en la cárcel por practicar la violencia nacionalista, pero en cambio ni una sóla condena hacia ellos, ni un gesto de apoyo tampoco hacia sus víctimas. Vamos, que cualquiera diría que todas las pancartas de la Federación de Peñas de todos los años tienen que pasar la censura previa de Bildu. Que por otro lado seguro que no hace falta, porque la mejor censura es la intracraneal que ya le lleva hecha de casa el autor al censor.
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3 respuestas
Así es: una auténtica mierda, y bien fea.
Se puede decir más alto pero no más claro. Yo hace ya unos cuantos años que dejé de ir a una peña con la que acudía a los toros. La pena es que hay gente normal en casi todas, pero ese fascismo abertzale apesta tanto…
Todos los años digo lo mismo: me gustaría una peña y una pancarta que se salga de la norma y critique al nacionalismo. Quién sabe: quizá el año que viene sea posible. O al año siguiente. O al año siguiente…
Que en la ciudad que ha dado la alcaldía a Maya exista esa incoherencia es algo llamativo. Digno de reflexión.