En Navarra hay una realidad lingüística existente y una realidad virtual que nos quieren imponer. El euskera no hay que normalizarlo, el euskera es normal. El problema es que la normalidad del euskera no encaja con el modelo de nación lingüística que los nacionalistas tienen en la cabeza. En otros lugares del mundo la nación es la base del nacionalismo, pero aquí sucede más bien que el nacionalismo es la base de la nación, y que por tanto no se es tanto nacionalista por hablar euskera como que se habla euskera por ser nacionalista. El hecho esencial y diferencial de la nación vasca, en este sentido, a causa de la derrota del nazismo y los discursos etnicistas, pasó el siglo pasado de ser la raza vasca a ser la lengua vasca. Bien es sabido que Sabino Arana abjuraba de la idea de enseñar euskera a los maquetos y de que personas que no pertenecieran a la raza vasca pudieran hablar euskera. Para Arana la lengua vasca era una cosa que si se perdía cualquiera podría recuperar con una gramática, lo irrecuperable era la raza vasca.
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“… para nosotros sería la ruina que el que los maketos residentes en nuestro territorio hablasen euskera. ¿Por qué? Porque la pureza de raza es, como la lengua, uno de los fundamentos del lema bizkaíno, y mientras la lengua, siempre que haya una buena gramática y un buen diccionario, puede restaurarse aunque nadie la hable; la raza, en cambio, no puede resucitarse una vez perdida… Tanto están obligados los bizkainos a hablar su lengua nacional, como a no enseñársela a los maketos o españoles. No el hablar éste o el otro idioma, sino la diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contagio de los españoles y evitar el cruzamiento de las dos razas”
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Obviamente ahora estamos en otro escenario en el que no sólo es que la raza vasca sea algo evanescente, como por otra parte ya lo era en tiempos de Arana, sino que en todo caso resulta algo implanteable. Hoy en día no se puede fundamentar la identidad nacional sobre la idea de raza. Primero porque el concepto está superado y porque ni todos los miembros de una raza tendrían porqué formar un sólo país, ni un país tiene porqué estar formado sólo por personas de una raza. Otro tanto, por cierto, sucede respecto a las lenguas, pero mejor un fundamamento discutible que uno inaceptable. La lengua, de esta forma, ha sustituido a la raza, con alguna paradoja que otra.
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Imaginen una región de un país en el que los negros fueran el 10% de la población, pero en el que existiera un movimiento separatista negro que intentara fundamentar sus reivindicaciones y su factor diferencial en el hecho de ser negro. Bueno, pues algo así sucede con el euskera en Navarra o en el País Vasco. Resulta que en el país de los negros eran blancos el 90% y en el país del pueblo del euskera sólo habla euskera el 10%. El problema se intenta soslayar haciendo que en todos los carteles institucionales aparezcan negros, o que para recibir una subvención haya que ser negro. O hablar euskera, que ya nos hacemos un lío.
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En este contexto más o menos delirante en que el nacionalismo no es consecuencia de una sociedad vascoparlante, que además tampoco tendría porqué, sino en que la sociedad vascoparlante sería una consecuencia del nacionalismo, la llamada “demanda social del euskera” se convierte en un asunto recurrente en el debate político ya sea para repartir subvenciones, abrir o cerrar colegios o llevar a cabo tal o cual discriminación, justificándose en esa supuesta demanda.
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Puesto que la demanda real del euskera muchas veces resulta elusiva, siempre resulta curioso atender a ciertos detalles que pueden ayudar a ponerla en perspectiva. Puede ser el caso, por ejemplo, de las cuentas en Twitter de Osasuna. Resulta que Osasuna tiene 3 cuentas en Twitter, una en español, otra en euskera y otra en inglés. Pues bien, hete aquí que la cuenta en español tiene 260.400 seguidores, que desde luego son muchos más que los 3.900 que tiene la cuenta en euskera, pero que a su vez son menos de los 3.960 que tiene la cuenta en inglés.
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La demanda social del euskera en el mundo de lo que no es público y no está subvencionado
Sin duda este es el principal motivo por el que a los nacionalistas no les gusta que en el ámbito administrativo y oficial existan cuentas o documentos separados en español o en euskera, sino en español y en euskera. El euskera debe formar parte siempre del paisaje social. Si existiera una sola cuenta de Osasuna en la que se publicara en español y en euskera, en primer lugar sería imposible visitar la cuenta de Osasuna sin tropezarse con el euskera, y en segundo lugar no se podría medir cuánta gente sigue la cuenta en español y cuánta la cuenta en euskera. Euskal Herria significa literalmente el país de los que hablan euskera, por lo que el nacionalismo tiene un problema si ni el 2% de los aficionados de Osasuna siguen la cuenta en español en vez de la cuenta en euskera. No digamos si tiene más seguimiento la cuenta en inglés que la cuenta en euskera. Aparte de ser un evidente subconjunto del pueblo que hablamos español, estamos más cerca de ser algo así como Anglo Herria que Euskal Herria. Mito, libre demanda y mundo real.
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Un comentario
El euskera es incómodo de hablar, difícil y poco útil. Lleva siglos en la UCI y ya va siendo hora de que le dejen morir en paz.