Después de aquella cita, el nacionalismo fue perdiendo fuerza en la Comunidad Foral, con el año 1999 como el momento de menor popularidad, con 7 escaños. La fórmula moderada de Nafarroa-Bai parece haber funcionado para recuperar la confianza de una parte de los electores. Sin embargo, un poco de perspectiva histórica viene bien para tranquilizar a quienes piensan que el éxito relativo del nacionalismo vasco supondrá una catástrofe para Navarra. No hubo ningún cambio radical entonces y es probable que tampoco lo haya a partir de ahora. En primer lugar, porque para acceder al Gobierno los de Nafarroa Bai tienen que pactar con otras fuerzas políticas, el PSN entre ellas. Y en segundo lugar porque UPN tiene incluso más fuerza que antaño, pese a haber perdido la posibilidad de la mayoría absoluta. La única duda está en ver si la larga sombra de la negociación con ETA es capaz de arruinar el sentido de la responsabilidad de los políticos navarros.