La sanidad pública navarra pasa del puesto número 1 al 13 en 9 años de gobiernos de progreso

El que quiera una sanidad pública eficaz que vote a la derecha. No es evidentemente lo que dice la izquierda, pero es lo que dicen los ciudadanos. Otra cosa es que luego los ciudadanos se aclaren y sean coherentes entre lo que piensan y lo que votan. El hecho es que último Barómetro Sanitario de la Sanidad Pública, que elabora el Ministerio de Sanidad en colaboración con el CIS para medir el grado de satisfacción de los usuarios con el sistema público de salud de cada comunidad, nos coloca en un inusitado puesto número 13, cuando en el año 2015 ocupábamos el primer lugar.

La herencia recibida suele ser una de las primeras excusas de cualquier gobierno para justificar los primeros meses o hasta años en que los problemas denunciados en la oposición siguen sin resolverse, o incluso siguen empeorando. Obviamente la herencia recibida no puede ser una excusa, ni durante el primer día, cuando esta herencia consistía en tener la sanidad pública más valorada de España por la ciudadanía. Sólo se trataba de mantener lo recibido. Los sucesivos gobiernos de progreso se las han apañado no obstante para caer hasta los últimos puestos de la tabla a causa de los recortes, el cierre de servicios o las listas de espera.

Cabe denunciar que todo esto sucede además disponiendo el gobierno foral de muchos más recursos que en el año 2015. Los gobiernos de progreso nos ahogan fiscalmente con la excusa de pagar la sanidad y la educación, pero la realidad es que cuantos más impuestos pagamos están pasando dos cosas que no estaban en el guión. La primera cosa es que con tanto impuesto sumado a la inflación (y a la no deflactación de los tramos impositivos) la población se ha empobrecido y la economía foral, consiguientemente, ha entrado una larga travesía de estancamiento. Apenas creamos empleo. Aún no hemos recuperado las tasas de paro de hace 18 años. La ocupación supera ligeramente la de aquellos años tan sólo porque tenemos más población, pero como no somos capaces de crear empleo en la medida en que crecen los habitantes las tasas de paro son más altas que hace 20 años. ¿Cómo llamamos a tener tasas de empleo superiores a las de hace 20 años? Aquí lo único que sube como un cohete es el tamaño de la administracióny el gasto público. Y a tener una sanidad peor que hace 9 años gastando mucho más dinero, ¿a eso cómo lo llamamos? De hecho sólo hay una forma de llamar a conseguir peores resultados con más recursos: mala gestión.

Desde luego no cabe dudar de la intencionalidad de la encuesta cuando la prepara el propio Ministerio de Sanidad con el CIS. De haber algún sesgo en la encuesta será en todo caso a favor de Chivite y Otegui. De lo que no cabe dudar es de que como consecuencia de este deterioro de la sanidad pública se está produciendo un gran aumento en Navarra de los seguros médicos privados. Los que pueden permitírselo, por supuesto. Después de 9 años de gobiernos de “progreso” tenemos no sólo una sanidad pública peor y más cara, sino que además tenemos una sociedad dividida entre quienes pueden recibir una atención sanitaria de primera, la privada, y quienes tienen que conformarse con las listas de espera y una atención de segunda. No por el mal trabajo del personal sanitario, por supuesto, sino por la mala gestión y organización del gobierno.

Cuando se produce una situación como esta algunos ingenuos piensan que es el momento de votar a un gobierno de progreso, pero he aquí que este deterioro de lo público y esta desigualdad se han producido justo a partir del cambio de gobierno y de la llegada al poder de los partidos que se autodenominan progresistas o que dicen venir a defender a la gente de abajo. Esto nos lleva a la consideración inicial de si la gente se aclara con lo que vota, si puede estar descontenta con la situación por un lado y seguir votando a los responsables de esa situación por otro, o si alguna vez compara las teorías por las que vota a un gobierno con los resultados en el mundo real de haber votado a ese gobierno. En democracia de nada sirve quejarse si no cambia el voto, y el inepto que está en el gobierno es el primero en saberlo.

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2 respuestas

  1. La actividad sanitaria afecta a lo esencial del ser humano y su desempeño – bueno, malo o regular – no es fácil de ocultar, a diferencia de lo que sucede con muchos servicios públicos meramente burócratas, cuyo funcionamiento se percibe con indiferencia por la ciudadanía.La sanidad pública está dotada de ingentes medios ,,cada vez mayores, pero el servicio no mejora sino que empeora.
    Aunque sea un argumento contrafactual,cabe preguntarse por el rendimiento un consorcio privado de gestión sanitaria dotado con los medios de que disfruta el SNS. No tengo duda de que sería incomparablemente mejor, porque la suerte de sus Directivos y de todo el personal dependería inequívocamente del servicio prestado y los resultados alcanzados.Algo que en modo alguno sucede con la Administración Pública.
    Ponga usted un político de responsable máximo, asistido – como es natural – de cargos públicos convenientemente politizados , dótese del personal público (funcionarial o laboral ,da igual) en la cuantía que desee y asígnele toda clase de recursos : el servicio público será ineficiente.Quizá peque de presuntuoso, pero la naturaleza de las cosas así lo dice y la experiencia lo confirma.La cosa , además, se agrava si la competencia privada no existe o es residual.
    Por último, si la organización y la gestión es mala , es imposible que no repercuta en el trabajo del personal, que tenderà a mimetizar las deficiencias del sistema .

  2. Primera de 17 a 13 de 17. Parece una mera cuestión de números, pero es muy grave cuando pierdes la salud y llamas para pedir cita y no te dan.

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