Atómica Chivite

Chivite ha acudido a los micrófonos de Radio Euskadi a hablar, entre otras cosas, de la energía nuclear y de la política energética. Lo hace en un momento significativo tras el gran apagón sufrido por España. Si tu política energética te lleva a un gran apagón general, es evidente que tu modelo de política energética queda en entredicho. Si no queremos abordar ese debate, lo que tendremos son más apagones en el futuro.

A Chivite no le gusta la energía nuclear y la rechaza bajo el peregrino argumento de que es una energía de derechas y de que nadie quiere una central nuclear en su pueblo. El argumento es peregrino porque tampoco nadie quiere cerca de su casa una cárcel, una gasolinera, una depuradora, un basurero, un aeropuerto, un cable de alta tensión, un pantano o una antena de telefonía. Con esa teoría viviríamos en la edad de piedra. En algún sitio hay que poner todas esas cosas para poder disfrutar de los subsiguientes beneficios. Tampoco por esa lógica nadie quiere un centro de menas en su pueblo y Chivite sin embargo nos va a traer a Navarra más menas que a cualquier otra comunidad española. ¿Por qué la teoría que vale para las nucleares no vale para los menas? Por lo menos de las centrales nucleares están claros los beneficios, incluyendo trabajo, independencia energética, energía barata, energía constante a demanda y no dependiente del clima, energía con inercia como para garantizar la estabilidad de la red y que no haya apagones, y energía que además no emite CO2 a la atmósfera. La energía nuclear es asimismo energía que no estropea el paisaje llenándolo de molinos ni sustituyendo los campos de cultivo por un espejo.

Existe además un problema con las energías intermitentes o renovables. Precisamente por su carácter intermitente, hacen falta energías de soporte que garanticen el suministro cuando no haya viento ni luz suficiente. ¿Qué energías pueden ofrecer ese soporte? En Noruega la hidroléctrica, pero en España no llueve como en Noruega, salvo años excepcionales, basta comparar el paisaje español y el noruego. Puesto que las lluvias son intermitentes, la energía de los pantanos también lo es y una fuente intermitente no sirve para dar soporte a las energías intermitentes. En este país la estabilidad de la producción energética sólo la pueden garantizar el gas (ciclo combinado) o la nuclear. El gas es más caro, nos convierte en dependientes de Rusia, Argelia y los EEUU, y además emite CO2. La alternativa más limpia, lógica, económica y eficiente es la energía nuclear.

No es que haya que suprimir las energías renovables. El talibanismo energético es precisamente el de aquellos partidarios de las renovables que quieren un 100% de energías renovables a fecha de hoy. Es este talibanismo por cierto el que ha desembocado en el apagón. Lo que quieren los demás frente a un mix suicida es un mix razonable y equilibrado entre renovables y convencionales. Las energías renovables tienen por lo demás una trastienda mucho más problemática de la que suele reconocer la agenda ecológica. Tenemos por un lado el mencionado arruinamiento de cultivos y paisajes con placas y molinos. Todos estos molinos y sus placas, o sus baterías (no digamos si ahora se apuesta masivamente por ellas), necesitan además después tratamientos y cementerios específicos, mayores que los cementerios nucleares. Una planta de gas o una central nuclear pueden ofrecer por lo demás toda la energía que son capaces de generar. En el caso de las renovables, sin embargo, puedes necesitar tener instalada una capacidad de generación 3X para conseguir X, mientras que con la energía convencional sólo necesitas una capacidad de generación X para tener X. Esto obviamente tiene un impacto sobre los costes de producción. De hecho, por estos costes y otros muchos factores derivados de las inversiones iniciales en renovables arrastramos un déficit tarifario, unas costosísimas primas a las renovables y una factura de la luz muy por encima de lo que sería su coste real con energía convencional.

La energía nuclear eso sí tiene sus riesgos. Véase si no que la energía nuclear les ha costado la vida ya dos personas en el País Vasco. Eso sí, aquellos dos ingenieros no murieron de radioactividad sino a balazos, cuando ETA decidió a tiros que ez a la nuclear.

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Un comentario

  1. Con respecto al último parrafo les corrijo, fueron 5 y no 2 los que murieron por a energía nuclear, bueno seis porque Gladis murió también a balazos de la policía en una manifestación antinuclear pero fue en Navarra su asesinato pero protestaba por la central nuclear vasca

    No se olviden que en el programa nuclear franquista se pensó construir una planta nuclear en Navarra tambien

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