¿Por qué la Policía Foral desatiende la llamada de un grupo de peregrinos que estaba siendo atacado por los abertzales?

Lo que les ha pasado en Lumbier a unos jóvenes que hacían la primera Javierada el pasado fin de semana no tiene nombre.

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Según los dos sacerdotes responsables del grupo, el pasado 9 de marzo “Un grupo de peregrinos a Javier, muchos de ellos menores de edad y migrantes hispanoamericanos, que dormíamos en el frontón de la localidad de Lumbier, nos vimos asaltados por muchos jóvenes del pueblo. Estos intentaron, sin éxito, forzar la entrada del frontón, nos dirigieron insultos vejatorios: ‘Fachas, fascistas, españoles de mierda y franquistas, y arrojaron bengalas y piedras a las ventanas”.

Esto ya es de por sí intolerable, indignante y muy preocupante. Pero lo más intolerable, indignante y preocupante viene a continuación.

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Ante el acoso que estaba sufriendo, los responsables del grupo de peregrinos llamaron a la Policía Foral a las 23:29 horas, una llamada de dos minutos y trece segundos en la que la Policía Foral les contestó que no iba a realizar ninguna actuación, que no se iba a acercar al lugar de los hechos, que tuvieran paciencia y que ya se cansarían de acosarlos.

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La pregunta ya no es entonces para qué pagamos impuestos, sino directamente para qué queremos una policía. Antes de preocuparse tanto por la competencia de Tráfico, a lo mejor la Policía Foral tenía que preocuparse de poder atender a la gente que está siendo atacada por una manada abertzale. ¿O es que lo de Tráfico es mucho más rentable y mucho menos complicado? Que no digan que las multas de tráfico son para protegernos y no para recaudar si cuando una manada abertzale te rodea la policía no te protege.

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Los afectados han decidido elevar una solicitud al Defensor del Pueblo de Navarra para pedir amparo, exigir el esclarecimiento de los hechos y asegurarse de que la llamada sea “guardada y conservada de cara a la clarificación de los sucesos”, sin perjuicio de que pueda actuarse en otras vías administrativas y judiciales. La solicitud parece pertinente a la luz de la frecuencia con la que en este país se borran discos duros, mensajes y correos comprometedores.

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No es por otra parte la primera vez que en Lumbier sucede algo parecido. En agosto de 2011 otro grupo de jóvenes peregrinos, que en aquel caso iban a celebrar las Jornadas Mundiales de la Juventud, los cuales se encontraban alojados en el colegio público San Juan, sufrieron en la madrugada entre el domingo y el lunes el ataque de otra manada abertzale, que arrojó piedras y botellas contra la fachada aterrorizando a los jóvenes y rompiendo varios cristales. ¿Qué significa esto? Que existe un caldo de cultivo de odio y violencia permanente, cuidadosamente mimado para que no desaparezca, el mismo que en Alsasua o en todas las localidades en las que la izquierda abertzale tiene una fuerte presencia. La izquierda abertzale mantiene un sustrato de violencia para que la gente tenga que vivir en un tablero desequilibrado a favor del nacionalismo. Para que haya miedo. Para que no se pueda hablar. Para que el paisaje urbano sea el que impone la izquierda abertzale. Para que sea más cómodo ser abertzale que no ser abertzale. Para que el que quiera vivir tranquilo se haga abertzale. O para que por lo menos se calle. Para que no haya total libertad.

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Podemos hablar además de dos riesgos agravantes añadidos, potenciales o acaso bastante reales ya. El primero es el de la progresiva expulsión de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, su relegación o el vaciado de sus funciones y competencias. El segundo, que se añade al primero, es el de que tengamos que acabar preguntándonos también respecto a la Policía Foral que de quién depende. Porque todos sabemos que hay fuerzas que simpatizan con los nacionalistas violentos, que se manifiestan masivamente a su favor cuando son detenidos tras una agresión, y que esas fuerzas hoy determinan y condicionan por completo al gobierno foral.

Para desvirtuar las anteriores inquietudes podría darse hoy mismo un gran revuelo en el Gobierno de Navarra y en el Departamento de Interior. Podrían sucederse las disculpas y promesas de investigar. Podrían rodar de inmediato las cabezas. Podría declarar el gobierno que iba a ser implacable con los violentos abertzales. Sin embargo este gobierno es el mismo que cuando se corea ETA-ETA-ETA en un instituto público del modelo D dice que no pasa nada, que en realidad estaban gritando erta-erta-erta. A decir verdad, si se identificara a algunos de los atacantes de los peregrinos, ¿de qué colegio de qué modelo es probable que fueran estudiantes? O sea que en vez de desvirtuarse las anteriores inquietudes y sospechas estas se van a intensificar y consolidar. Porque el Gobierno de Navarra seguramente no va a hacer nada. Habrá que aconsejar a las personas que hacen la Javierada que, si un día son atacadas por una manada abertzale, cuando llamen a la Policía Foral no digan la verdad, sino que si quieren protección digan que hay un grupo de personas molestando a un transexual o una pareja de lesbianas, o que unos agricultores están criticando al gobierno. Cuando se crea un grupo de población que vive en la impunidad (okupas, ilegales, violentos abertzales), es una consecuencia inevitable que haya otro grupo de ciudadanos que viva sin protección.

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3 respuestas

  1. En esas estamos:si no es suficiente el adoctrinamiento,se acude a la imposición.Y para que una tal política triunfe se necesita un Defensor del Pueblo que no nos defienda y una Policía Foral que no nos proteja.Ambas instituciones perfectamente prescindibles,incluso…contraproducentes.Y que se me entienda bien:no todo lo “foral”(o que se califique así)tiene por qué ser bueno.

  2. Ese concepto de servicio publico «a la navarra» : El policia que es policia porque algo hay que ser, pero lo es 8 horas al dia y se cuida muy mucho de lo que hace en esas horas para poder disfrutar plenamente de las otras 16. Que los policias Nacionales y guardias civiles hayan llegado a tener problemas para ser socios de un polideportivo y los polcias forales sean miembros de estercoleros tales como ciertas sociedades gastronomicas y peñas sanfermineras se explica por cosas como las que narra esta noticia.

    Y la derecha foral, votando a favor de la transferencia de trafico

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