Nicaragüita: socialismo o cristiandad

Pese a lo mucho que repetimos y con razón aquello de socialismo o libertad, no menos repetida debería ser la oposición entre socialismo o cristiandad. No se trata sólo de una oposición en el campo de las ideas, que también, sino un fenómeno verificable en el mundo real. En todos los países con regímenes socialistas el cristianismo se encuentra perseguido con más o menos intensidad.

X

La colisión entre el socialismo y el comunismo no es evitable ni casual. Parte de una oposición de fondo que deriva del hecho de que el socialismo tiene una visión del ser humano materialista mientras que el cristianismo tiene una visión espiritual. Esto tiene más enjundia de lo que podría parecer porque para un materialista no es posible la libertad. Ni por tanto la moral. Frente a la libertad un materialista cree en el determinismo y las leyes naturales. No es que el cristianismo no crea en las leyes naturales, pero cree que además de la materia existe el espíritu y el espíritu, lógicamente, no se encuentra sometido al determinismo necesario de las leyes materiales, lo que entre otras cosas hace posible la libertad. El cristianismo contempla al ser humano y se dirige a él como a un ser libre, el materialismo socialista contempla al ser humano y lo trata como a una termita. El conflicto por tanto está servido desde el minuto uno. Lógicamente esto después se traduce en choques que se ramifican allá donde miremos, ya sea la familia, la moral, la educación, la vida o cualquier otro aspecto, porque la incompatibilidad es inicial, radical y de fondo. El último y único estorbo que muchas veces por ello le suele quedar al socialismo es el cristianismo. Por eso el socialismo odia al cristianismo, particularmente a la Iglesia Católica.

X

Poco puede sorprender por tanto todo lo que está sucediendo en Nicaragua, donde la Iglesia Católica se ha convertido en prácticamente la única y última oposición real al régimen comunista, sandinista y dictatorial de Daniel Ortega.

X

Sólo bajo la persistencia del totalitarismo comunista se puede entender que aún estemos hablando en el año 2022 de un personaje como Daniel Ortega, presidente de Nicaragua con apenas algún paréntesis desde tiempos inmemoriales. Este dinosaurio rojo que ya presidía Nicaragua en tiempos de Chernenko, antes de Gorbachov, ha sobrevivido mal que bien al colapso del comunismo hasta su renacer actual, con el mismo recetario de siempre, con su misma capacidad de destruir cualquier atisbo de prosperidad y con el mismo odio a la libertad.

X

En el único sentido en que se puede argumentar que en un régimen comunista se vive bien es que no hay nadie en los regímenes comunistas que se queje de cómo vive. Claro que esto no quiere decir que se viva bien, sino que está prohibido quejarse. El estallido de la presente crisis entre los comunistas-sandinistas y la Iglesia Católica de Nicaragua se produce cuando el gobierno sandinista decide en 2018 poner a prueba los límites de las economías familiares subiendo aún más las cotizaciones de trabajadores y pensionistas a la Seguridad Social. Naturalmente esto no es sino la chispa sobre una montaña de descontento social que se venía acumulando hacía tiempo por el recorte de libertades y el progresivo empobrecimiento de la población. Con la oposición perseguida y desarticulada los dos únicos canales a través de los que se podía expresar el descontento popular contra los comunistas eran las protestas populares y la Iglesia. Respecto a las protestas populares los sandinistas las sofocaron al modo tradicional comunista, provocando unos cuantos centenares de muertos entre los manifestantes. Respecto a la posición crítica de la Iglesia los comunistas iniciaron una persecución implacable que se ha extendido y recrudecido hasta ahora, siendo el último capítulo la detención del obispo Rolando Alvarez, y antes la expulsión de las Hermanas Misioneras de la Caridad o del nuncio apostólico, Monseñor Stanislaw Sommertag.

x

X

De Daniel Ortega, como remate a todo el análisis, se puede añadir que su portentoso currículo como despótico y sanguinario mandarín comunista incluye hasta una denuncia por abusos sexuales de una hijastra desde que era una niña, que por supuesto acabó adecuadamente exiliada. Como preboste totalitario del comunismo Ortega lo tiene todo. Camarada yo no te creo.

X