Que Irene Montero es una mujer peligrosa para los hijos de los demás, a los que quiere adoctrinar con toda clase de ideas perturbadoras, parece bastante claro, ¿pero es la Ministra de Igualdad una amenaza para sus propios hijos?
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Irene Montero usa y politiza su hijo Manuel: le hace posar con falda y mensaje LGTBi https://t.co/wFdTfBaKTP vía @Periodistadigit
— Alfonso Rojo López (@AlfonsoRojoPD) May 8, 2022
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En un posado de este mismo año, por ejemplo, Irene Montero muestra a uno de sus hijos vestido con una falda. Es decir, los Iglesias tienen un niño, una niña y… ¿un niñe? ¿La falda va rotando o es algo así como una familia de cuota y tan amantes son los izquierdistas de las cuotas que sencillamente a uno de los hijos por cuota le tenía que tocar ser el niñe? ¿Qué clase de educación es esa? ¿Inducción al niñeísmo? ¿Queremos niños deliberadamente confusos sobre su género?
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Irene Montero destapa su lado más maternal: «Mi hija es una activista desde los primeros meses» https://t.co/2kWSvxSyb4
— ABC.es (@abc_es) November 15, 2019
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En esta otra declaración, Irene Montero evidencia su obsesión porque sus hijos no sean niños, sino que sean activistas políticos desde los primeros meses de vida. De algún modo es como esos padres que roban la infancia a sus hijos encadenándolos a un violín o a una raqueta. Que está muy bien que un niño toque el violín o juegue al tenis, siempre que eso no le robe la infancia, no se convierta en una esclavitud y no responda al mero deseo obsesivo de sus padres de que su hijo sea una estrella del violín o de la raqueta, sin plan B para el caso que no lo sea. Un hijo tiene derecho a no ser torero o activista político por más que sus padres se empeñen en ello. No es normal que alguien esté empeñado en que su hijo sea un activista político desde los primeros meses de vida. Al final no está claro que puede ser más traumático, si que el niño responda exactamente a la planificación prevista (planificación, otra palabra fetiche para la izquierda, como cuota), o que salga ligeramente distinto. Algo resulta perturbador en la educación de un niño ya sea si sale cincelado al milímetro respecto a un plan o si, para quien pretende cincelar a un niño al milímetro en función de un plan, al final el niño se le desvía un milímetro de ese plan.
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La gran 'sorpresa' de la hija de Almudena Grandes y Luis García Montero: una falangista de 23 años, en @cultura_ee https://t.co/9uzZCVl4Ne
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) December 18, 2020
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El niño que no salió desviado un milímetro del plan previsto fue Pablo Iglesias, al que su padre le cantaba de pequeño canciones del FRAP.
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Basta. Vuelvo a Harvey. Os dejo una canción que me cantaba mi padre frapero de peque. Besos y piolets pezqueñines http://t.co/meuz6DLKqa
— Pablo Iglesias 🔻{R} (@PabloIglesias) August 2, 2013
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Todo lo anterior podría desembocar en la conclusión de que los Iglesias-Montero constituyen un hogar de zumbados, de extremistas sectarios que repiten el patrón de sus padres y que pueden ser un problema para sus propios hijos. Y entonces es cuando llegamos a una bifurcación en el camino.
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Por más que los Iglesias-Montero puedan parecer a muchas personas unos padres catastróficos para sus hijos, lo cierto es que son sus padres, peculiares pero sus padres, y tienen el derecho de educar a sus hijos según sus propios valores y convicciones, que por supuesto no tienen por qué ser nuestros valores y convicciones. Podemos lamentarlo por sus hijos, pero salvo que nos encontremos ante un caso de abuso o maltrato, no podemos tener la vocación de sustituir a los padres de otros hijos en la educación de los mismos, ni queremos que nadie se meta en la educación de los nuestros. Ya crecerán esos hijos y procuraremos que nos lean, si queremos cambiarlos.
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Por el contrario, si alguien tiene la forma de pensar de los Iglesias-Montero y cree que los padres son meros delegados del gobierno para la educación de los niños, entonces cabría quitarles la patria o la matria potestad a los Iglesias-Montero. Porque con esas ideas caben dos opciones. O bien un gobierno en la línea ideológica de los Iglesias-Montero, que ratificara la educación que están dando a sus hijos, o bien un gobierno en otra línea ideológica a la suya que les quitara la patria potestad y los entregara a los servicios sociales del estado, o que por lo menos impusiera a los niños una inmersión ideológica en las ideas del gobierno a través de la escuela. Si los Iglesias-Montero fueran coherentes, aceptarían aplaudiendo que un gobierno que no tuviera sus ideas hiciera esto con sus hijos. Lo que no vale es imponer a los demás tus ideas cuando estás en el gobierno y pretender libertad educativa cuando estás en la oposición, y algún día los Iglesias-Montero estarán en la oposición. Seguro que cuando no estén en el poder a los Iglesias-Montero les empieza a gustar la libertad educativa. O libertad educativa siempre o adoctrinamiento por turnos. O tener como prioridad la educación de tus propios hijos o la educación de los hijos de tu vecino. Para los Iglesias-Montero puede ser diferente, pero para alguien coherente no hay otra opción.
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