Hay quien piensa, y quien quiere que pensemos, que Navarra era una pacífica y próspera Arcadia euskaldún, aislada del mundo exterior, hasta el año 1512, en que llegaron Franco y los castellanos para acabar con la paz y para imponer el español. Por el contrario, los castellanos llegaron precisamente por los enfrentamientos y las guerras entre los propios navarros, lo que nos lleva a detenernos un momento en el Privilegio de la Unión, conmemorando tal día como ayer del año 1423.
Imágenes de la celebración del Privilegio de la Unión de Pamplona 2022 https://t.co/VkEU4bgGQt pic.twitter.com/mbsRoBWxq4
— Diario de Navarra (@DiariodeNavarra) September 9, 2022
Como su propio nombre indica, lo que había en Pamplona antes del Privilegio de la Unión era la desunión. Pero una desunión radical. Para explicar esta desunión hay que remontarse hasta los alrededores del año 1.000. Por aquellas fechas entre las guerras, las epidemias y la pobreza, Navarra había quedado prácticamente despoblada. Por este motivo uno de los empeños principales de reyes como Sancho el Mayor o Alfonso el Batallador fue la repoblación. Para ello se intentó y se consiguió atraer población de Francia a través de fueros y privilegios que, en el caso de Pamplona, alimentaron el desarrollo de los burgos de San Nicolás y San Cernin. El otro burgo era el de la Navarrería, en el que vivían los pobladores originales.
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El problema, o simplemente la situación, era que allá por 1350 en Pamplona había unos 950 fuegos (que era la forma en que se contaba la población entonces), lo que invita a pensar en unos 4.500 habitantes, de los que 450 fuegos correspondían al burgo de San Cernin, 350 al de San Nicolás y unos 150 a la Navarrería. Todo esto resulta interesante porque primero nos habla del pequeño tamaño de Pamplona en aquella época, y segundo de la curiosa distribución de la población, en la que como vemos la originaria de Navarra era francamente minoritaria, aunque para franca la mayoría. Claro que para aquellas fechas ya había tenido lugar la Guerra de la Navarrería, en la que de las casas de este burgo casi no quedó piedra sobre piedra.
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No exagerábamos nada por tanto al decir que antes del Privilegio de la Unión lo que había era la desunión. O sea, los burgos eran como ciudades separadas y amuralladas cada una con su población y sus leyes, en tensión y a menudo hasta en guerra los unos con los otros. O a ver si nos creemos que esto de la multiculturalidad hay algún momento de la historia en que no haya sido una fuente de problemas.
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Hablando de la Guerra de la Navarrería, interesa señalar que al producirse esta en 1276 nos encontramos, como en casi los conflictos, un lío sucesorio, facciones que apuestan por uno u otro aspirante a la corona, y a los burgos de población de origen francés apostando por apoyarse en Francia y a la Navarrería optando por apoyarse en Castilla. La devastación de la Navarería, de hecho, se ejecutó con la llegada de tropas francesas. Ahora nos cuentan otra historia, pero lo cierto es que la alianza natural de los habitantes de la Navarrería era con Castilla, porque los otros burgos tenían el apoyo natural de Francia. Es decir, los lingua navarrorum, los originarios pata negra, resulta que eran los aliados de Castilla. Los beaumonteses eran, por decirlo de alguna manera, los que ahora conforman el mapa del voto abertzale. Los actuales odiadores de los castellanos, resulta que son los descendientes de sus aliados.
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El caso es que en 1423 el rey Carlos III decidió dar un puñetazo en la mesa, unificar los burgos, tirar las murallas internas e imponer la paz y la unidad. Desde luego no había una pacífica Arcadia euskaldún antes de aquello, pero tampoco la hubo del todo después aunque por lo menos se unificó la ciudad.
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Como elemento final, interesa también recordar que para la nueva ciudad reunificada el Privilegio de la Unión establece un escudo que es el actual escudo de Pamplona, descrito en los siguientes términos: “campo de azur (azul), león pasante de plata, lampasado y armado de gules y surmontado, al centro, por corona real de oro; como bordura lleva las armas de Navarra, cadenas de oro sobre gules (rojo)”. Esta descripción dinamita también algunas falsedades, como que la bandera de Navarra no tenía cadenas y que los castellanos las incluyeron para tratar de vincular a Navarra con la historia de España, las Navas y la Reconquista, o que la bandera de Navarra la inventaron unos nacionalistas vascos en 1910. Como vemos, ya en 1423, antes de la invasión castellana, se describe explícitamente que las armas de Navarra las simbolizan las cadenas sobre un fondo rojo. O sea que ahí estaban las cadenas y el fondo rojo con las cadenas representando a Navarra data de muchísimo antes de 1919.
Bildu y Aznal apuestan por una Navarra "soberana dentro de Euskal Herria" para las elecciones https://t.co/KA0GoTrF7Y
— Navarra.com (@navarra_com) September 8, 2022
Conviene no olvidarlo porque la izquierda abertzale, por ejemplo, sistemáticamente ostenta una bandera de Navarra sin cadenas. Que por cierto, Navarra puede ser o soberana o una diputación de la CAV, pero ambas cosas a la vez es una contradicción. La historia no se intenta borrar sin más para dejarla en blanco, como vemos en este mismo caso con Bildu, sino para sustituirla por otra, para cambiar un relato por otro, evitando la contradicción del discurso presente con el pasado. O para escribir un futuro interesado partiendo de un relato falso del pasado. Feliz aniversario del Privilegio de la Unión.
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Un comentario
Bildutarras, la bandera de Navarra lleva las cadenas conseguidas en la batalla de las Navas de Tolosa, en la que combatieron juntos los reinos cristianos que configuraron vuestro país, España.
Bildutarras, tenéis el inmenso privilegio de ser españoles y cada vez que miréis la bandera de Navarra recordándolo, sois españoles y moriréis siéndolo.