No es casualidad que una de las coletillas de este verano, en realidad uno de los constantes mantras del mandarinato socialista, es que hay que pagar impuestos para tener Sanidad y la Educación, y que no nos quejemos. Esta premisa no contempla límite alguno, de modo que si el gobierno llega a incautarse del 100% de lo que ganamos tendremos que seguir sin quejarnos.
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El mantra en cuestión incluye toda una serie de discutibles presupuestos previos como el de que la Sanidad y la Educación no las puede garantizar al pueblo más que el gobierno. O que la Sanidad en un país en el que el gobierno se quede con el 100% de los ingresos de la gente es necesariamente mejor que la Sanidad de un gobierno que sólo se quede con el 25% de sus ingresos. Es decir, ¿por qué por ejemplo es mejor que haya hospitales o colegios públicos a que el estado pagara un hospital o un colegio privado a quien no tuviera para pagarlo? ¿Qué porcentaje de la Educación o la Sanidad pública se justifica por el número de personas que no podrían pagarse una Educación o una Sanidad privada mediante un seguro privado? Si llega un punto en que lo que pagamos para Sanidad o Educación públicas supera lo que nos costaría un seguro médico o un colegios privado, ¿por qué habría que mantener artificialmente un sistema público que no aportaría nada a la ciudadanía y que por contra sería de peor calidad y más costoso? ¿Por ideología? ¿Saben lo que garantiza el precio y la calidad? No el gobierno sino que el cliente pueda elegir. Donde hay un monopolio público o privado sube el precio y desciende la calidad. Por alguna extraña razón, la idea de un monopolio público suele resultarle grata a la sociedad.
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Desde luego quedarse con el 100% de los ingresos de la gente para pagar la Educación y la Sanidad tampoco garantiza la calidad de la Sanidad y la Educación sino todo lo contrario. En los países en los que se colectivizan los ingresos y la propiedad la Sanidad y la Educación son peores que en los países en los que se respeta la libertad y la propiedad. Sin ir tan lejos, Irlanda es un país con muchos menos impuestos que España pero con más gasto por persona en Sanidad y Educación. Esto es así porque en las últimas décadas Irlanda, con una política de impuestos bajos, ha crecido mucho mucho más que España y se ha hecho mucho más rica. Un país con un 25% de impuestos recauda más que otro con un 50% de impuestos, si es más del doble de rico. Subir los impuestos es fácil y está a la altura del peor gestor del mundo, lo difícil no es que el porcentaje de tarta que se lleva el estado cada sea más grande sino que crezca el tamaño de la tarta. Las políticas socialistas acaban desembocando en que el estado se lleve para Sanidad y Educación el 100% de nada, porque el socialismo estrangula el crecimiento económico.
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Otra falacia reseñable es la idea de que pagamos muchos impuestos para que gracias a la Sanidad y Educación públicas nadie quede atrás. Por lo visto, pese a todo lo que pagamos, la Sanidad y la Educación siguen dejando a la gente atrás. Alternativamente, tras pagar impuestos cada vez más asfixiantes, queda la familia o la solidaridad particular.
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Cada vez que pienso que hace 11 meses sigo vivo gracias a que mi familia me ayuda a pagar más de 6.000€ al mes para mis cuidados vitales ya que no tengo ayudas públicas para elegir vivir, me hierve la sangre.
Sin dinero elegir vivir no es una elección libre.
— Jordi Sabaté Pons (@pons_sabate) August 15, 2022
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Más allá de esta pequeña digresión, volvamos a la cuestión principal y a lo que el gobierno se gasta realmente en Sanidad y Educación. Es decir, el gobierno intenta justificar el 100% de lo que recauda por el gasto en Sanidad y Educación, pero después no se gasta el 100% de lo que recauda en Sanidad y Educación. Tomemos por ejemplo el caso de Navarra. El caso de Navarra resulta bastante ejemplificador porque la Comunidad Foral ostenta uno de los gobiernos más progresistas de España, con patas en el socialismo, en el comunismo y en Bildu. Pues bien, como podemos ver el gasto en Sanidad y Educación no representa ni el 50% del Presupuesto. De cada 100 euros que pagamos en impuestos de entrada ya podríamos empezar a discutir nada menos que 50.
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Obviamente hay en esto un factor a tener en cuenta que es el de la gestión. Un mal gestor, para tener los mismos servicios que un buen gestor consigue con 800.000 euros, a lo mejor necesita gastar 1 millón de euros. La incompetencia y la mala gestión le cuestan al ciudadano 200.000 euros por millón. Veinte millones de cada cien. Doscientos millones de cada mil. Veinte mil millones de cada 100 mil. Cuando un gobernante nos exige pagar más impuestos, antes de decidir si pagamos más impuestos o si quemamos al gobernante en una pira deberíamos evaluar si lo que ya pagamos está gestionado tan bien que resulta imposible mejorar la gestión en vez de aumentar el gasto. ¿Realmente tiene ahora mismo alguien la impresión de que la gestión de nuestros gobernantes es imposible de mejorar? ¿Por qué aceptamos tan dócilmente que se suban los impuestos en vez de exigir antes que se mejore la gestión?
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El 84% de los ayuntamientos gasta más en su propio funcionamiento que en servicios públicos, por @EduOrtegasoc en @Invertia https://t.co/nnRNfLYURO
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) March 12, 2021
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Naturalmente resulta mucho más popular y convincente decir que hay que pagar impuestos para pagar la Sanidad y la Educación que decir que hay que pagar impuestos para pagar las televisiones del gobierno, el ministerio de Irene Montero o el de Alberto Garzón. Pero es que ni siquiera es oro todo lo que reluce dentro de los capítulos de Educación y Sanidad.
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Si atendemos al total de los gastos de la administración, en el caso de la archiprogresista Navarra pero seguramente en todas las demás, el 30% del gasto sanitario o educativo en realidad son gastos de personal. Como todo el mundo sabe la brecha salarial de verdad en España es la que existe entre los salarios públicos y los privados. Cuando un gobernante paga en salarios 150 lo que sólo debería costarle 100, o contrata 13 personas donde bastarían 10, está gestionando muy mal el dinero público, pero está ganándose los votos de aquellos a los que contrata y paga tamaños salarios, por lo menos hasta que el conjunto de los contribuyentes entiendan que para inflar los salarios a un lado de la brecha hay que desinflarlos al otro. Si no se gestiona bien, se puede poner un impuesto del 100% para Sanidad y que el 100% del presupuesto sólo llegue para una caja de tiritas. Empezar a gestionar la cosa publica pagando a los empleados públicos un 50% más que a los demás ya es empezar gestionando muy mal.
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Esto es insostenible.
Que en el sector público se cobre mucho más que en el privado es para preocuparse y mucho. pic.twitter.com/ZJjXIxYJhj
— José Francisco López 🔔 (@Ciudaddeltrader) August 8, 2022
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Sea como sea interesa tener claro que, cuando se nos dice que tenemos que pagar más impuestos para financiar la Sanidad y la Educación, en gran medida lo que estamos financiando en realidad, incluso en lo que efectivamente se gasta en Sanidad y Educación, es la brecha salarial entre salarios públicos y privados y los gastos de personal de la administración. Conforme los gastos de personal se van comiendo el resto del presupuesto, falta dinero para colegios o para ambulancias. No sólo se trata de gastar en Educación y Sanidad, ni cuánto gastar, sino también y acaso sobre todo en cómo gastar en Educación y Sanidad. Sanidad y Educación no se pueden convertir en una especie de pretexto universal para justificar no ya cualquier gasto en Educación y Sanidad, sino para justificar cualquier gasto en cualquier otra cosa o cualquier subida de impuestos en general.
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