Rosa Díez representa a esa pequeña fracción de la izquierda que, cuando Zapatero decidió iniciar su proceso-trampa, permaneció fiel a los principios que había estado defendiendo hasta entonces en vez de dar media vuelta a toque de corneta. Rosa Díez fue coherente y no se prestó a defender lo que hasta la víspera había estado criticando y a criticar lo que hasta la víspera había estado defendiendo. Por esa razón sufrió una persecución implacable dentro de su propio partido, especialmente por todos aquellos que habían cambiado de acera acompañando sumisamente al secretario general del partido en su “cambio radical”.
Otros, como Bono, dimitieron y abandonaron a Zapatero, dejando a la libre interpretación los auténticos motivos de su salida del gobierno.
El propio Savater fue pasando del respaldo a Zapatero a una actitud sumamente crítica conforme se iban sucediendo los acontecimientos, coherente con su trayectoría en el pasado.
El descontento crítico en las filas del PSOE dará luz el próximo 29 de septiembre en Madrid a un nuevo partido, del que de momento no se ha revelado el nombre, pero que en esa fecha dará a conocer sus bases programáticas de cara a las próximas elecciones generales.