Naturalmente no es que UPN lo haya planteado así, pero podría ser la consecuencia del movimiento realizado por los regionalistas al anunciar que no presentarán ningún candidato a la presidencia si no cuenta con mayoría suficiente. Si UPN no presenta ningún candidato, pero vota en contra de todos los demás que se presenten, al resto de grupos les sería imposible nombrar un candidato salvo yendo en coalición. Es decir, que el movimiento de UPN obligaría o bien a la convocatoria de nuevas elecciones, o bien a que Fernando Puras se viera obligado a optar entre convertirse en aliado fiel de UPN o asumir el desgaste de gobernar con Nafarroa Bai. En cualquier caso, impediría a Puras la cómoda postura de permitir un gobierno de UPN en minoría manteniéndose el PSN en la oposición, sin formar parte ni de ese gobierno ni de otro con Nafarroa Bai.
Por otra parte, en el supuesto de que el PSN no se decantara y hubiera que convocar nuevas elecciones, Miguel Sanz no tendría nada que perder, puesto que UPN-CDN ya han perdido la mayoría absoluta; en cambio, teniendo en cuenta la poca distancia que separa a la coalición UPN-CDN de la mayoría absoluta, no sería en absoluto descartable que en una hipotética segunda vuelta pudieran alcanzarla.
Evidentemente sería una forma de quitar al PSN el poder omnímodo de decisión que ahora ostenta y concedérselo a los ciudadanos. Sería una forma de comprobar, por otra parte, si es cierto que la ciudadanía navarra efectivamente votó cambio y en qué sentido.
Mucho que ganar, poco que perder. ¿Es esta la maniobra de UPN que hay tras el anuncio de no presentar candidato en caso de no alcanzarse un pacto con el PSN?