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La historia se repite. En el año 2008 el Instituto de Iturrama saltó a las portadas de los medios porque en el patio, durante el recreo, los alumnos se dedicaron a homenajear a una serie de etarras. Hechos ciertos, probados, filmados y subidos a la red por la propia “izquierda abertzale”.
¿Qué es lo que pasó entonces?
Pues que el único depurado del centro fue el director, pero no por ser el promotor de aquel homenaje a etarras sino porque la “izquierda abertzale” lo señaló asegurando que era un “cobarde y miserable” que realizaba un “trabajo sucio de delator”:
“Nos parece del todo cobarde y miserable el trabajo sucio de delator que ha llevado a cabo el director, más siendo él el último eslabón de la cadena de la comunidad educativa, y cuando el beneficiado de esta situación es un estamento ajeno y represivo como la Fiscalía de la Audiencia Nacional”. Sindicato LAB, 5-2-2009.
En unos días, presentaba la dimisión el director y todo su equipo.
Por tanto hubo depuración, pero fue la “izquierda abertzale” quien hizo la depuración.
De lo publicado aquellos días, hoy se podría recordar también lo que decía un grupo de padres de alumnos del Instituto en una carta titulada «Reflexión sobre el Instituto Iturrama», publicada por el Diario de Noticias el 3 de febrero de 2009. La lectura de esa carta resulta muy interesante hoy porque en dicha carta, siquiera para negar que el director del Instituto fuera un colaboracionista o hubiera realizado un “trabajo sucio de delator”, se admitía públicamente que muchas de las cosas denunciadas eran ciertas, que existía una tolerancia respecto a ellas y que más bien incluso se podría pensar que se estorbaba en lo posible la labor de la policía:
“En primer lugar, y antes que nada, rechazamos el supuesto colaboracionismo entre Policía y equipos directivos. Para argumentar eso tenemos varios ejemplos. La prueba palpable de lo que decimos la hemos presenciado en vivo y en directo algunos padres que firmamos esta carta. Un día de curso cualquiera, éste es el panorama que nos encontramos: el equipo directivo del instituto Iturrama interpuesto entre la Policía situada en la calle y una concentración realizada a la hora del recreo, en el propio centro, intentando evitar ese supuesto control policial, impidiendo la entrada de la Policía y negociando con éstos la forma de acabar con esa situación lo más pacíficamente posible sin que nadie resultase perjudicado. La realización de esas concentraciones (unas de protesta política, otras de apoyo a presos…) no es moneda de uso infrecuente en el instituto”.
Más aún, siempre según el relato del grupo de padres de alumnos del Instituto:
“Las concentraciones y manifestaciones en el exterior del instituto Iturrama tampoco son infrecuentes. Los alumnos implicados buscan el refugio del centro cuando se acerca la Policía y, por tanto, la protección del equipo directivo. La frecuencia de esas manifestaciones, y de las situaciones reflejadas hasta ahora, demuestran nuevamente en nuestra opinión la falta de veracidad en el intento de atribuir colaboracionismo policial a los equipos docentes y directivos.
En realidad, cualquier ajeno que no conociera suficientemente esta complicada situación que nos ha tocado vivir, podría pensar exactamente en lo contrario, es decir, que son los equipos directivos quienes dan protección a los alumnos y no toman las medidas disciplinarias oportunas”.
Esta descripción tratando de congraciar al profesorado del centro con el entorno batasuno constituye toda una prueba de cargo respecto a todo eso que se dice que no ha pasado nunca en el Instituto de Iturrama, rubricada por los propios padres de los alumnos del instituto.
Pero no menos interesante es que esos mismos padres que relataban los hechos referidos, en esa misma carta, decían cosas sumamente sensatas como que:
“En cualquier caso, vaya nuestra crítica a los equipos directivos, al departamento de Educación y también a los alumnos que los realizan. A unos por permitir estas continuas concentraciones dentro del instituto, porque enrarecen el ambiente; y a los alumnos por aprovechar un ambiente supuestamente favorable a este tipo de acciones para desarrollar actividades políticas que nada tienen que ver con la educación. Creemos que existen otros lugares y otros horarios que no sean el escolar para realizar este tipo de actos sin poner en solfa permanente a profesores y directivos y/o a alumnos (por lo que sabemos y pudimos comprobar, en su mayoría no participan de estos actos), que no están de acuerdo o no participan de esas ideas y formas de actuar”.
También consideraba el escrito que:
“Los padres tenemos mucho que decir en todo esto, y en particular en la actuación de nuestros hijos. No debemos permitir que los institutos se conviertan en centros de reivindicación política, de una determinada ideología ni de ninguna otra, porque si no estaríamos disminuyendo la pluralidad de nuestros centros públicos, asustando a los padres recelosos con este tipo de acontecimientos y, como consecuencia, potenciando la enseñanza privada en perjuicio de la pública. Y eso no lo debemos consentir por el bien de la educación en general, y por los centros en euskera en particular: la escuela pública y el euskera nos necesitan a todos, pensemos como pensemos.
Los padres, además, debemos hacer creer a nuestros hijos en sus profesores y en la educación que reciben. Sobre todo porque así conseguiremos que crean otra vez en nosotros y en el camino que les mostramos”.
Pues bien, por lo que nos toca seguramente podría decirse que somos tan mentirosos respecto a los hechos como estos padres de alumnos. O por lo menos decimos lo mismo que ellos.
O que somos tan enemigos del modelo D como este grupo de padres. O por lo menos decimos lo mismo que ellos.
Salvo que se considere que por denunciar, pensar y querer lo mismo que ellos en esa carta, nosotros somos peores que ellos.
Nula capacidad de autocrítica del modelo D
A lo mejor es que reflexiones de los padres de los alumnos como las que hoy recuperamos ya no serían bienvenidas en esta momento. A lo mejor es que los propios padres hoy no volverían a firmar el mismo escrito. A lo mejor es que “modelo D es sagrado”, se encuentra más allá de la crítica y nosotros no nos hemos enterado.
¡Que vienen los antivascos!
Por lo demás, todos los vecinos del barrio son testigos desde hace muchos años de las concentraciones, las sentadas, los cortes de tráfico y las pancartas que adornan a ese instituto. Evidentemente, como saben todos los padres y alumnos del centro, fotos como esta son mentira y nos las estamos inventando para atacar a los vascos.
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18 respuestas
Pakiyo, que yo sepa, murió como consecuencia de un cáncer. Me parece muy atrevido por su parte asegurar que este tumor fue consecuencia de estos hechos.
A Pedro Otaduy, personalmente, lo recuerdo con cariño como un gran profesor de matemáticas.
Entonces Jabier imagino que también te parecerá bien que se solicite la extradición de Fidel Castro por crímenes contra la humanidad.
Y que la Audiencia Nacional solicite el certificado de defunción del Che Guevara como paso previo ante una posible extradición del terrorista argentino por delitos contra la humanidad.
Esto…ya seguro no te mola tanto y te parece una solemne tontería.
Así es la gente como tú.
Madre mía, tanto Javier y con tan poca caridad.
Que pena Señor.
What the fuck?