Lo curioso es que, a renglón seguido del editorial, la “mesa de redacción” firmada por el director Joseba Santamaría evocaba a las víctimas fusiladas hace 70 años en Sartaguda y otras localidades navarras. Lo hacía en unos términos de utilización política a los que, en lógica coherencia, bien pudiera habérseles aplicado exactamente el mismo criterio del editorial. Máxime cuando, a diferencia del franquismo, desgraciadamente la ETA no es historia. No vivimos en un escenario europeo disputado por las fuerzas del socialismo real y el fascismo. Ni hay una guerra civil en marcha con dos ejércitos enfrentados en la que Navarra no es una isla. Ni tampoco un proceso de diálogo abierto con el franquismo en dos mesas paralelas. Por lo demás, incluso en las guerras hay criminales y actos que merecen la calificación de crímenes de guerra. Y de eso hubo bastante en la retaguardia de los dos bandos. Hoy en día nadie deja de condenar esos actos.