La huelga general de la izquierda abertzale blanqueada: poco seguimiento, mucha violencia

El Gobierno de Navarra cifró ayer en un 8% la incidencia de la huelga general convocada por la izquierda abertzale entre los empleados públicos. Esto da una idea del seguimiento que puede haber tenido la huelga en el mundo exterior en el que la gente no es empleada pública. Más aún teniendo en cuenta que el Gobierno de Navarra, en la huelga general convocada por la izquierda abertzale en 2012 (que tampoco fue ningún éxito), cifró el seguimiento en el 13% de los empleados públicos, ambos datos correspondientes al turno de día.

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La huelga general de ayer resultó de lo menos sorprendente en el sentido de que respondió fielmente a lo que se puede esperar de una huelga convocada por la izquierda abertzale y sus organismos satélites. Poco seguimiento y mucha violencia, seguramente lo uno por lo otro. Es decir, la izquierda abertzale sabe que sin violencia apenas tiene relevancia y, por la misma razón, las huelgas de la izquierda abertzale provocan un fuerte rechazo en la sociedad como sentir ampliamente mayoritario.

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Los incidentes violentos se fueron sucediendo a lo largo de todo el día incluyendo cortes de carreteras o cargas policiales a las puertas del Parlamento de Navarra, lo habitual en este tipo de akelarres de la izquierda abertzale. La escasa cabeza de algunos piqueteros les llevó a tender una cadena de lado a lado de la carretera en Villava lo que provocó la caída de un motorista que resultó herido al tropezarse con ella sin advertirla.

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Por la tarde, no obstante, la violencia desatada por el nacionalismo adquirió unas proporciones superiores a las habituales en la zona comercial de la Morea, hasta donde se desplazaron unos 200 “txabales” a sembrar el caos en unos establecimientos que hasta ese momento eran la prueba viva de que sin violencia no hay huelga.

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Respecto al desarrollo de la jornada de huelga y su violencia, resulta llamativa la valoración realizada por el Gobierno de Navarra por boca de su vicepresidente, Javier Remírez, expresando que la huelga se desarrollaba con “total tranquilidad, salvo algunos pequeños incidentes que han sido resueltos con normalidad”, indicando que estos “pequeños incidentes” estaban “localizados” en la parte norte de la Comunidad y Pamplona y Comarca, y que eran “incidentes muy pequeños, algún pequeño corte de carretera que ha sido solucionado de manera rápida para garantizar la circulación de los vehículos”, y que las escasa incidencias se habían resuelto con “toda normalidad”.

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Pese a que las declaraciones del vicepresidente tuvieron lugar antes de los graves incidentes en La Morea, llama la atención el esfuerzo apenas disimulado en minimizar la violencia abertzale que iba acompañando como una estela a la huelga. Ahora que los socialistas son socios de la izquierda abertzale y que Bildu se encuentra sometido a un proceso de blanqueamiento y embellecimiento intensivo, da la impresión de que los incidentes tienen que ser “pequeños”, no vaya a dar la impresión de que quien ha cambiado es el PSN y no la izquierda abertzale.

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Por lo demás, la “ekintza” de la tarde en La Morea resulta bastante ilustrativa de la vidriosa relación que sigue manteniendo la izquierda abertzale con la violencia. No se juntan 200 “txabales” en La Morea de forma espontánea. Toda aquella acción y su violencia estaba perfectamente planificada. “Ni nos vencieron, ni nos domesticaron”, parecían resonar como un eco las palabras durante la investidura de Pedro Sánchez del portavoz de Bildu.

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2 respuestas

  1. entre todos los perroflautas que estaban ayer manifestándose tenían menos días cotizados que la asistente de Echenique

  2. ¿En esto ha quedado la temida borrokada? Tres docenas de txabales de instituto modelo D, dos docenas más reunidos a duras penas entre todas las facultades de la Upna que imparten en vascuence y media docena de liberados de LabElaEskCgt… entre todos apenas alcanzan tres sopapos.
    Definitivamente, cualquier tiempo pasado fue mejor.

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