Las informaciones que nos llegan hablan de un mes de septiembre negro en Navarra. La esperada vuelta a la actividad tras las vacaciones no es tal. No hay actividad. Los despachos de abogados que asesoran a empresas en Navarra comentan que, efectivamente, están notando una avalancha de consultas relativas a expedientes de regulación de empleo que no se había advertido hasta ahora. No con esta magnitud.
Otra de las características de esta situación es que se extiende al sector del consumo. Las consultas ya no sólo afectan a constructoras y promotoras, sino a negocios tan dispares como carnicerías o concesionarios de automóviles. La siguiente gráfica ilustra (en rojo) la evolución del consumo de los hogares navarros durante los últimos meses.
No resulta exagerado, por tanto, concluir que el consumo ha caído en picado. Esa caída, que continúa, ya tiene también reflejo en los despachos laboralistas. Es de temer que esta situación, que nos confirman por distintas fuentes, se traduzca en los próximos meses en más destrucción de puestos de trabajo.
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Hemos conocido también estos días que bajan revueltas las aguas entre el Ayuntamiento de Pamplona y la Asociación de Constructores y Promotores. La caída de la actividad y la consiguiente caída de la recaudación se muestra de forma apreciable en las arcas municipales. El Ayuntamiento, ante esto, parece haber redescubierto algunas de las posibilidades recaudatorias del ICIO, impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras. Esta situación ha provocado algún intercambio de comunicaciones, reuniones y el enfado del atribulado sector de la construcción. De fondo, la firma del convenio laboral de la construcción.