La portavoz y ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, organizó un buen revuelo durante su intervención en el XV Congreso de Escuelas Católicas que reunió ayer a más de 2.000 personas. Celaá declaró que “De ninguna manera puede decirse que el derecho de los padres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir centro educativo podrían ser parte de la libertad de enseñanza. Esos hechos, los de elegir centros formarán parte de derechos que puedan tener los padres, madres en las condiciones legales que se determinen pero no son emanación estricta de la libertad reconocida en el artículo 27 de la Constitución Española”.
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Antes de nada interesa recordar algunas de la cosas que dice exactamente la Constitución en su artículo 27:
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Artículo 27
1. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.
3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
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Por otro lado, si los padres no pueden escoger ni el centro ni la educación religiosa, ¿a qué tienen derecho entonces? ¿A tragarse todo lo que diga el gobierno? Eso no sería un derecho, sino una obligación. Un derecho no es algo que te reconoce el gobierno sino más bien algo que el ciudadano puede oponer al gobierno. Celaá no sabe distinguir entre derecho y obligación. En realidad, si sabe distinguir y no es simplemente torpe entonces lo que hizo ayer es todavía peor.
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Podría pensarse que lo de Celaá es una torpeza puntual, un lapsus o un jardín en el que se metió, pero en realidad lo que vino a decir la ministra es que el malentendido no era lo que decía ella, sino que el malentendido consistía en pensar que la Constitución amparaba la libertad religiosa. La verdad por otro lado es que toda la izquierda piensa lo que dice Celaá. O lo dice abiertamente o lo practica, incluyendo quizá a muchos magistrados nombrados por la izquierda (o por nombrar) en los altos tribunales de la nación. La izquierda no cree en la libertad educativa. Si la izquierda no cree en la libertad educativa y quiere acabar con la enseñanza privada-concertada-de iniciativa social es porque la libertad de elección es un estorbo para el adoctrinamiento gubernamental. En ninguna dictadura hay libertad educativa. Todo el mundo tiene que ir a un colegio público y no deben existir alternativas para que nadie pueda escapar al adoctrinamiento gubernamental. No aman tanto la educación pública por lo pública sino por lo única. Les gusta la educación pública porque es la más fácil de controlar.
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Tampoco parece casual que Celaá arremeta contra la libertad educativa justo al día de anunciarse el pacto de gobierno del PSOE con la izquierda más extrema y radical cuyos referentes son Cuba, Venezuela, la URSS y los países del Este antes de la caída del Muro. O los golpistas catalanes que han hecho de la educación pública el principal pilar de su adoctrinamiento. “Este nuevo gobierno va a ser rotundamente progresista”, anunciaba Pedro Sánchez hace apenas unas horas. O sea, rotundamente ultraizquierdista. No puede sorprendernos que ya anuncien algunas de las libertades que nos va a recortar, comenzando por las que más odian, y esto sólo acaba de empezar.
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3 respuestas
Yo si fuera el PSOE creo que haría lo mismo. Despues de la cobardia demostrada por el Cardenal Osoro y sus mariachis a proposito de cierta exhumación, no hay que extrañarse de que los enemigos de la Iglesia piensen que no hay nadie al frente de ella y que pueden atacarla sin miedo alguno. La politica de sotana remangada (versión religiosa de la bajada de pantalones) , trae esta cosas. Se llama Justicia.
Y tengo la triste sensación de que el Papa Francisco no va a ayudar mucho.
¿Quién es el lamentable personaje que tuvo la feliz idea de invitar a esta señora a la reunión?¿No tiene la sensación de que debería irse a su casa?¿No hubo nadie en los 2000 asistentes con valor para levantarse y marcharse? Desde luego, Yahvé lo tenía más fácil para perdonar a ciertas ciudades que lo que lo tenemos nosotros para entender a ciertas asociaciones de escuelas católicas.