Navarra Suma le interpelaba ayer a la consejera Ana Ollo en el Pleno del Parlamento de Navarra sobre el vidrioso asunto de las subvenciones dedicadas a fomentar la presencia en los medios de comunicación del vascuence. Las intervenciones al respecto arrojan cierta luz sobre el dinero dedicado a este asunto, que ya asciende a los 680.000 euros cada año.
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Un primer aspecto a tener en cuenta es el del propio concepto de premiar el uso del vascuence en los medios. Es decir, de algún modo esto también se podría entender como una manera de castigar a los medios que no usan el vascuence, que tienen que afrontar sus necesidades y la competencia desleal subvencionada con los medios que sí utilizan el vascuence. Es genial que los medios que quieran libremente puedan usar el vascuence pero, más allá de esa total libertad, ¿cuál es el sentido de premiar el uso del vascuence? ¿Castigar como se decía a los que no lo usan? ¿Por qué un medio libremente no utilizaría el vascuence y sólo lo utilizaría si le paga el gobierno por hacerlo? ¿Por falta de demanda? ¿Pero no nos dicen para justificar otros actos, según convenga, que la sociedad demanda el vascuence de una forma brutal y que esa demanda está reprimida y oculta? ¿En qué quedamos? ¿Hay una enorme demanda para usar el vascuence o hay que pagar a los medios para que usen el vascuence ante la falta de demanda?
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Otra pregunta interesante sería si todos esos medios que cobran por utilizar el vascuence realmente lo dejarían de usar si dejaran de recibir la subvención. Es decir, si todos esos medios usaran el vascuence igual, entonces no se justifica la subvención. Por el contrario, lo que parece si se subvenciona a medios que usarían el vascuence lo mismo con o sin subvención, o que ya usaban el vascuence antes de la subvención, es que se les subvenciona no por el uso del vascuence sino por otra razón. Esa razón podría ser o no que todos esos medios suelen ser afines al nacionalismo y hostiles a las fuerzas que se oponen al nacionalismo. El uso del vascuence sería entonces una mera pantalla para premiar a medios afines con dinero público. Y a eso si fuera así, ¿cómo lo llamaríamos?
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Uno de los datos interesantes que afloraron durante el debate es que más de la mitad de los medios que reciben subvenciones del Gobierno de Navarra por usar el vascuence resulta que no tienen su domicilio fiscal en Navarra, sino en Guipúzcoa y Vizcaya. O sea, con la excusa del euskeralos contribuyentes navarros pagamos parte de nuestros impuestos para financiar medios de Guipúzcoa y Vizcaya, casualmente afines a los partidos nacionalistas.
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El diputado de Navarra Suma Juan Luis Sánchez de Muniáin señaló además un hecho bastante significativo, y es que para buena parte de los medios subvencionados no es que la subvención sea una ayuda, sino que directamente viven (y dependen) de la subvención. De este modo tenemos una pequeña galaxia de medios que no está claro si reciben dinero público por usar el vascuence (concepto que ya en sí mismo sería cuestionable) o por ser afines al nacionalismo, que reciben el dinero sin que el criterio de justicia para el reparto sea la audiencia que tienen y que, además, en realidad existen sólo por (y acaso para) el Gobierno y su subvención.
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Sánchez de Muniáin llegó a ir incluso más lejos, sugiriendo que las órdenes forales en virtud de las cuales se establecen las condiciones para recibir la subvención son en el caso de algún medio un traje a medida. Es decir, que si un medio tiene tal o cual tirada y publica tantas o cuantas páginas a la semana en vascuence, justo esa tirada y ese número de páginas se convierten, casualmente, en los requisitos de la orden foral para poder recibir la subvención.
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Un comentario
Efectivamente si hay tanta demanda de medios en vascuence por qué necesitan subvenciones