Por alguna extraña razón, Chivite y sus mariachis esperan ser aplaudidos cada vez que aparecen en el algún acto en el que se presta homenaje a las víctimas de ETA. No sólo no los entienden sino que les indignan los abucheos y los reproches. Y es que durante el acto de inauguración de la escultura «El abrazo de Tudela» la presidenta tuvo que escuchar algunos abucheos, así como algunas declaraciones críticas a los medios de algunas víctimas.
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Obviamente está muy bien que Chivite acuda a la inauguración de una estatua en recuerdo a las víctimas del terrorismo, tanto como que intervenga mostrando su rechazo a los ongi etorris y al Ospa Eguna. Nadie le reprocha eso. El problema es que a continuación se sube al coche oficial, vuelve al Palacio de Navarra y se reúne para gobernar la comunidad con los que llaman presos políticos a los asesinos, apoyan los ongi etorris y respaldan el Ospa Eguna. ¿Acaso es Chivite la única que no ve la contradicción? ¿Cómo le pueden extrañar los abucheos cuando acude a un homenaje a las víctimas?
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El PSN rechaza todos estos actos pero sólo de boquilla. O sea, si los rechazara de una forma realmente tajante les plantearía a sus socios la exigencia de tener que elegir entre rechazarlos o mantener el pacto de gobierno. A Chivite le abuchean las víctimas y no sus socios porque, más allá de sus declaraciones huecas, Chivite no hace nada para acabar con los ongi etorris, ni legislativamente ni políticamente, planteando a sus socios el rechazo a estos actos como requisito previo para poder alcanzar un pacto. Al contrario, como la izquierda abertzale percibe que es ella la que condiciona a los socialistas y no los socialistas los que condicionan a la izquierda abertzale, cada vez meten en los ongi etorris más niños, más bengalas, más chistus y más aurreskus, para que se note quién manda.
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Resulta insoportable gobernar de la mano de unos sujetos que llaman presos políticos a los asesinos de las víctimas, que respaldan los homenajes a los asesinos, o que alimentan el clima de odio a la Guardia Civil hasta que una noche cualquiera se convierte en una agresión en masa tal y como estaba guionizado en una videoguía. Como resulta insoportable viajar de la mano con estos socios, las alternativas son o la ruptura o minimizar el daño reputacional de ir con ellos dedicándose a blanquearlos. ¿Cómo no van a sentirse traicionadas las víctimas? Y si se sienten traicionadas, por qué deberían estar calladas.
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2 respuestas
Son socialistas, se creen que la realidad se debe adaptar a su conveniencia política, en otras palabras, son dictadores.
Javier31:
Bueno, dictadores ha habido mejores y peores. Yo diría que los sociatas son totalitarios.