Un directivo de Osasuna, Martín Corera Izu, ha presentado su dimisión a las 24 horas de haber sido nombrado miembro de la Junta del club. Corera se ha visto empujado a renunciar al cargo por haber mantenido en redes sociales una postura proisraelí en relación al conflicto de Gaza. Plataformas abertzales com Indar Gorri o Sadar Bizirik han jugado un papel relevante en la viralización de las peticiones de dimisión.
Hay que joderse, tampoco hay libertad de expresión en Osasuna, un directivo es obligado a dimitir.
— Español y navarro (@NavarricoE) August 23, 2025
Plataformas como Sadar Bizirik e Indar Gorri, conocidos por su alta cualificación política, jurista e histórica 😂,se pronuncian con firmeza contra Martin Corera.
El mundo al revés. pic.twitter.com/v72Tt1jOEo
La dimisión de Corera nos coloca ante un hecho que presenta una dimensión aparente y otra real. ¿O ha tenido que dimitir Corera por un asunto real? Es decir, a nadie se le escapa que el conflicto entre Palestina e Israel es un asunto complejo que no se puede despachar con un par de eslóganes. Antes de este último capítulo del conflicto, Israel sufrió una agresión salvaje el 7 de octubre de 2023. Por otro lado, nos encontramos ante un conflicto cuyas referencias más recientes nos remitirían por lo menos a 1948 y las referencias más remotas a milenios atrás. En lo que se refiere a Palestina e Israel, ambas partes pueden esgrimir argumentos razonables, ambas partes pueden haber sufrido agresiones injustificables y ambas partes han protagonizado agresiones al otro que no se pueden justificar. Se puede debatir si la respuesta de Israel a los atentados del 7 de octubre es desproporcionada, injusta e indiscriminada, pero por otro lado podríamos describir a Gaza como una gran urbe con varios millones de habitantes civiles que al mismo tiempo es usada como un campamento terrorista por Hamás. Cisjordania es tan palestina como Gaza y sin embargo no existe un conflicto semejante porque en Cisjordanía no gobierna Hamás. Por tanto nos encontramos ante un asunto complicado que no se puede despachar sin más con un sí o con un no, como parece que se exige para formar parte de un club de fúbol a miles de kilómetros de donde transcurre la acción.
Ya que os habéis erigido en agente político repartiendo carnets de quién debe representar a Osasuna, podéis seguir con la "limpieza" y apartar del Sadar a quienes apoyan al asesino de Tomás Caballero. pic.twitter.com/aEvCGhmmCK
— Chon (@Cholati) August 22, 2025
En realidad, ¿es por Palestina que se fuerza la dimisión de un directivo de Osasuna? Nadie ignora que la izquierda abertzale ha hecho suya la bandera de la causa palestina, aunque en realidad lo mismo podía haber abrazado la de Israel. ¿Pero por qué lo ha hecho? ¿Por qué desde Alsasua hasta Irurzun se ha llenado el paisaje de banderas palestinas? ¿Sabe toda esta gente que Gaza no es Palestina sino sólo el territorio de Palestina que controla Hamás? ¿Dijo algo la izquierda abertzale cuando Hamás perpetró el ataque contra Israel? ¿No sería esto una condición sine qua non para después poder condenar una respuesta desproporcionada de Israel?
¡Martín Corera fuera de Osasuna ya! pic.twitter.com/r7RQQ3ZoSw
— Alejandro García (@AGV_Alejandro) August 22, 2025
La verdad respecto a Gaza es que se trata de una causa que le conviene mucho a la izquierda abertzale. Como la izquierda abertzale ahora manda, no se puede movilizar a las masas abertzales por ningún problema local, ya que ahora que está en el poder sería su responsabilidad. Pero tampoco se puede desmovilizar a las masas aberchales dejándolas durante años y años sentadas en el sofá, o puede que ya nunca se les pudiera volver a movilizar. De este modo, la izquierda abertzale necesita causas para movilizar a su gente pero causas que no sean de su responsabilidad, cuanto más lejos mejor. Por supuesto para Gaza o Israel es totalmente indiferente que dimita o no un directivo de Osasuna, que lancen el Chupinazo en apoyo a Gaza o que Otegui se tatúe la bandera palestina en un gluteo. Todo eso es irrelevante más allá de un radio de 300 kilómetros de Olazagutía. Pero a ver quién se cree que la izquierda abertzale hace todo esto por los gazatíes o que la izquierda abertzale es muy escrupulosa con los derechos humanos ajenos, los tiros en la nuca o con bombardear televisiones, aeropuertos, universidades o centros comerciales. De hecho esa es otra de las ventajas blanqueadoras de la causa gazatí para la izquierda abertzale, que le sirve como traje humanitario para ponerse encima del mono de trabajo ensangrentado.
La pregunta final es entonces si de lo que se trata realmente es de Gaza o de permitirle a la izquierda abertzale imponer un filtro ideológico para ser directivo, entrenador o jugador de Osasuna. La cuestión de fondo es que se ha sentado un precedente (lo vimos también con el Chimy) para que la izquierda abertzale tenga el poder de quitar a poner a alguien en la dirección según pase o no el test de pureza ideológica de la izquierda abertzale. Como la cuestión no es Gaza sino tener ese poder de quitar o poner, ahora todo el mundo en Osasuna tendrá que pensar, antes de decir lo que piensa en público, si es algo tolerable o no por parte de la izquierda abertzale. ¿O alguien se piensa que esto va de Gaza y empieza y termina en Palestina?
Un comentario
Para quienes ya peinamos canas, esto resulta traumático. En muchos entornos ya no es posible hablar de mujeres, homosexuales, personas negras, Franco, ETA, Sánchez, religión, etc. Existe un miedo constante a expresar opiniones, una falta de respeto hacia la libertad de pensamiento. Como alguien decía, antes había un dictador, ahora hay millones. Han fracturado la convivencia, la libertad, el respeto; han alterado el sentido común, lo que antes era anormal ahora es normal, y viceversa.