Vuelven los Sanfermines Chiquitos a Pamplona, que como todo el mundo aquí sabe conmemoran la muerte en martirio de San Fermín. Con todo lo bueno de los Sanfermines Chiquitos, tras el paréntesis pandémico, parece que vuelve todo lo malo. Y si no, basta con un pequeño vistazo al programa de las fiestas para comprobar hasta qué punto llueve sobre mojado.
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Como puede apreciarse, las inserciones publicitarias “normales” conviven con otras inserciones que contaminan de contenido político e ideológico todo el programa. Vamos, que es imposible una vez más celebrar nada sin que la izquierda abertzale se lo apropie, lo colonice y lo convierta en una ocasión de imponer sus eslóganes.
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Cabe preguntarse hasta qué punto los anunciantes son conscientes de a qué en definitiva están colaborando, y si pese a ello están de acuerdo en financiar la colonización de la festividad y la visibilización de todo este tipo de mensajes. O si es que no se sienten con la libertad para evadirse de la colaboración con este programa.
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Por supuesto habría que citar de una forma bastante estelar el papel del Ayuntamiento de Pamplona, cuyo escudo también adorna el programa. En la mismísima portada del programa tenemos un jumelaje, como el título de este escrito, que incluye desde el citado escudo del ayuntamiento hasta la pancarta de presos de ETA, pasando por la bandera LGTB, la pancarta contra el AVE, los Sanfermines 78 o el welcome refugees.
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🛑Recordemos como Iñigo Errejón da instrucciones a sus huestes de como crear CHIRINGUITOS para cuando pierdan las elecciones ↘️↘️ pic.twitter.com/T9y1fLUnZY
— Ramón Rouco ®️ (@Ramon_Rouco_) September 14, 2021
En un famoso vídeo Errejón explica cómo la extrema izquierda juega a meter en el presupuesto y en las actividades públicas a todos sus activistas, no sólo para politizar todo el paisaje social sino para también para tener a toda su gente colocada lo mismo cuando están en el gobierno que cuando están en la oposición. Mientras su gente no deja de cobrar a cuenta de todos, además, ni deja de actuar ni se cuestiona su fidelidad. Por supuesto Errejón, como la izquierda abertzale con la que se emparenta, da por hecho que la derecha nunca va a llegar al poder con la determinación de cortar de raíz todo este entramado a su servicio incrustado en o a la sombra de la administración. Lamentablemente, a la vista de los hechos parece que no le falta razón.
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