Como hemos explicado en varias ocasiones, hay muchas formas de dividir el mundo. Una que no es la menos importante es entre personas que cobran del estado y personas que pagan al estado. O sea, personas cuyo salario viene de los presupuestos generales (empleados públicos, pensionistas, parados) y personas cuyo salario no viene de los presupuestos generales. Obviamente los salarios de los primeros se financian con el salario de los segundos. Así que resulta muy importante observar la relación entre salarios que vienen de las arcas públicas y salarios que no vienen de las arcas públicas. Para que el carro con la gente que va en el carro pueda moverse, hace falta gente que no esté subida al carro empujando al carro. Si todo el mundo se sube al carro, no hay manera de mover el carro. Si hay demasiada gente subida al carro y demasiada poca empujando, tampoco se puede mover el carro, y en todo caso con un esfuerzo exagerado por parte de los que van empujando. Si encima hay crisis hay que empujar cuesta arriba el carro.
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Dicho todo lo anterior, las cifras relevantes en este ejercicio de comprensión son que según el INE hay 292.600 navarros ocupados, pero que 46.700 de ellos son asalariados del sector público. Además hay 31.600 parados registrados y 130.000 pensionistas.
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Total, que en Navarra hay 245.900 personas cuyos salarios no vienen del presupuesto y 208.000 personas cuyos ingresos vienen del presupuesto.
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La relación es 1,18. O sea, que se puede decir que por cada persona que cobra del estado sólo hay una que paga al estado.
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Una proporción tan baja nos indica que se está poniendo al límite la capacidad de los navarros que no cobran de la administración para financiar todos los salarios que dependen de la admnistración. Y esto sin tener en cuenta cuestiones como que la masa salarial de 46.700 empleados públicos es mucho mayor que la de 46.700 empleados del sector privado. La proporción de pensionistas, por otro lado, crece constantemente frente al número de ocupados.
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Nadie sabe exactamente cuándo llegará la próxima crisis o cómo de grave acaba siendo ninguna crisis. Las crisis a veces sorprenden para bien y a veces para mal respecto a lo esperado. A veces llegan cuando nadie las espera y a veces no llegan cuando todo el mundo las espera. Lo único seguro es que más tarde o más temprano las crisis llegan, y algunas de ellas tienen carácter severo. Ya sin crisis, el estado español incluso con récord de recaudación es deficitario y sólo se sostiene gracias a la deuda (soportada por el BCE) y los fondos europeos. La pregunta a la vista del peso que tiene que soportar el sector privado para financiar el gasto público, es hasta qué punto todo el sistema puede aguantar una crisis, no digamos una crisis severa, y si la tensión del sistema no puede agravar mucho el carácter de la crisis cualquiera que sea su gravedad cuando se presente.