Todo el mundo sabe lo que cuesta movilizar a la población Navarra, no digamos a ese peculiar grupo de la población que es la derecha navarra, la Navarra que se siente navarra y española o la Navarra creyente. El ámbito de estas buenas gentes es habitualmente el hogar, el trabajo, la familia, los amigos… no el partido, ni la militancia, ni la herriko, ni el gaztetxe, mucho meos la algarada. Hablamos de gente que en general deja vivir en paz y quiere que la dejen en paz. Muy grave tiene que ser la situación para que esta gente se empiece a movilizar. Por eso llama la atención la cantidad de personas que se movilizaron ayer con banderas españolas frente a la sede del PSN en el Paseo Sarasate, siguiendo la estela creciente de tantas otras concentraciones similares por toda España.
📸 FOTOS | Concentración ultra frente a la sede del PSN en Pamplona en contra de la amnistíahttps://t.co/HO5xgqFe1L pic.twitter.com/zvzOKqTTvx
— Diario de Noticias (@NoticiasNavarra) November 6, 2023
Como puede apreciarse, el Noticias no se priva de calificar como ultras a los asistentes a la manifestación, un calificativo que no aplica nunca a quienes cocinan con un chándal de la RDA, a los partidos que defienden la dictadura cubana, a los políticos que han cometido secuestros o a los partidos que llaman presos políticos a los asesinos de sus rivales. Por otro lado, el calificativo de ultras contrasta bastante con el aspecto de los manifestantes y su actitud tranquila y pacífica, sin calles cortadas, sin lanzamiento de botellas y sin contenedores quemados. Si por otro lado la policía sanchista les hubiera lanzado un bote de gas lacrimógeno eso no los hubiera convertido en ultras, sino en pacíficos manifestantes gaseados por el sanchismo. Obsérvese la diferencia entre estos manifestantes, que sí son ultras de verdad, y los que se manifestaron ayer en Sarasate.
Protestar y expresar el descontento frente al gobierno es para los ciudadanos un derecho y, en algunos momentos y ante ciertos atropellos, incluso un deber. Por su parte, respetar el derecho de los ciudadanos a expresarse y manifestarse, sean mayoría o minoría, es para el gobierno y los partidos en el poder una obligación, por lo menos mientras estos sea supuestamente una democracia y exista un atisbo de libertad. Sin gasearlos, sin aporrearlos y sin llamarlos ultras para justificar su posterior gaseamiento y aporreamiento por protestar.
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