Si la política navarra fuera una guerra y de algún modo la política siempre lo es, aunque sea una guerra ritual e incruenta, sería una guerra de trincheras. Por el contrario, en el resto de España se producido una guerra de movimientos. La proporción de fuerzas entre los bloques de la derecha, la izquierda y el nacionalismo se mantiene inalterada en Navarra no ya respecto a las pasadas elecciones, sino casi incluso respecto a 2015, con algunos matices si profundizamos en los detalles.
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El bloque gubernamental cuenta con la satisfacción de ver que la mayoría pentapartita se mantiene, pero en un contexto muy distinto de la anterior mayoría pentapartita. El PSOE y Podemos han sido electoralmente masacrados en el resto de España. Puede que eso no altere nada la política de pactos de Pedro Sánchez, pero o no lo hará nada o lo tendrían que hacer estos resultados. Cierto es que el PSOE se ha colocado a sí mismo en una situación tal en los últimos años en la que no tiene ahora un fácil cambio de estrategia. Sin sus socios es un partido de 100 diputados. Con sus socios puede no ser ni un partido de 100 diputados. Si hubiera un cambio de estrategia en el PSOE, podría haber un cambio de alianzas en Navarra, al menos hipotéticamente. En este sentido al quesito le salen 26 diputados justos, cosa que con las últimas encuestas no estaba seguro.
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Con los bloques congelados en la inamovible guerra de trincheras, la diversión electoral se produce en los movimientos internos de los bloques. Aquí destaca el crecimiento de Bildu paralelo al derrumbe de Uxue Barcos. No hay nadie para dos épocas, decían los abuelos. Uxue Barcos es un pescado congelado. Geroa Bai es un pescado congelado.
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A diferencia del resto del país, a Podemos no le ha ido del todo mal en Navarra. Del 4,7% de las anteriores elecciones al 6,08% de Contigo-Zurekin. La operación Yolanda Díaz ha funcionado un poco en Navarra, pero también es cierto que el colapso de Podemos en Navarra ya se produjo en las anteriores elecciones.
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El PSN ha mantenido sus 11 diputados y ha mejorado ligerísimamente su porcentaje de voto, del 25,3% al 26,78%. Esto confirma que el votante moderado del PSOE que se pasa al centro-derecha es un mito. El PSN es el electorado socialista más radicalizado de España. Bien es cierto que el tipo de gobierno al que puede aspirar el PSN es uno en el que representa 11 diputados de 30. Chivite pone la cara pero no escribe el guion del gobierno.
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Esparza sólo conserva 15 de los 20 diputados de Navarra Suma. Pierde 5 diputados sin limarle nada al PSN. El PPN consigue 3 diputados, algo menos de lo pronosticado por las encuestas, mientras que VOX entra en el Parlamento de Navarra con 2 diputados y más de 13.000 votos. Es un gran resultado para VOX. La división de fuerzas no sumó pero tampoco restó. Una vez confirmada la liquidación de Ciudadanos, ningún partido del espacio centro-derecha se queda sin representación. Esto es importante porque por ejemplo si hubiera quesito existiría por la derecha una oposición al quesito y en cualquier caso el gobierno de la izquierda tendrá siempre 3 fuerzas en contra, 3 portavoces, 3 turnos de intervención y 3 reseñas críticas distintas en las crónicas periodísticas. También se vence por acumulación. Por otro lado no se trataría de una mera reiteración, sino de la aparición por fin en el Parlamento de Navarra de reclamaciones, discursos y planteamientos que hasta ahora no tenían en la derecha voz.
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Hay que anotar claramente en el debe de Esparza, aunque para el aún hoy líder de UPN seguramente es otra victoria “sin paliativos”, el caso de Pamplona. De los 13 concejales de Navarra Suma se pasa a los 9 de UPN y los 2 del PPN. Esto implica que sin el PSN la candidata de UPN ya no tendrá mas apoyos que Asirón.
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Hablando de Esparza, resulta curioso que venda como una gran victoria un resultado que es en el mejor de los casos igual que el que le ha tenido 4 años en la oposición.
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Decíamos que los bloques políticos permanecen inalterables pero no es del todo exacto si analizamos los datos con profundidad. Está claro que no hay grandes movimientos, pero sí pequeños avances y retrocesos, no por completo despreciables. Por ejemplo, el centro-derecha obtuvo un 33,9% de votos (incluyendo a Ciudadanos) en 2015, mientras que en 2023 ha obtenido un 39,76% de votos. En 2019 obtuvo un 37,7% de votos. No hay un vuelco, pero sí un pequeño avance progresivo en el tiempo.
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También hay un pequeño movimiento, en este caso de retroceso, en el bloque nacionalista. Si Bildu y Geroa sumaron un 31,9% en 2019, ahora sólo suman un 30,57%. Eso sí, Bildu gana peso en la composición de la mezcla. Por supuesto los asesinos en las listas o la ETA no sacan un sólo voto de la saca de Bildu ni tampoco del PSN. Por tanto dejaríamos de denunciar esa vergüenza moral y democrática si sólo fuera el electoralismo lo que nos moviera a denunciarla. En el resto de España, sin embargo, sí parece que hacen algo de daño los pactos con Bildu.
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En definitiva la situación en Navarra no cambia numéricamente, al menos en el análisis por bloques, pero hay dos vías por las cuales puede cambiar esta situación en el futuro. La primera sería un cambio de la estrategia y la política de pactos en el PSOE. Esto podría ocurrir o nunca u hoy mismo. O sea, el pentapartito tampoco se asienta sobre un suelo de roca. La segunda vía de cambio es que el centro-derecha vaya construyendo una mayoría social alternativa. Partir de un 39,76% tampoco es una situación tan desastrosa y desesperada como apuntan algunos agoreros. El centro-derecha se está volviendo un poco flojo y perezoso si es que piensa dar la lucha por perdida con casi el 40% de los votos. De entrada es el principal bloque todavía, así que peor estarán los otros. El problema es que en un río con corriente no vale con no hacer nada. O nadas o eres arrastrado. Construir una mayoría social alternativa es duro y puede llevar tiempo, pero es una solución mucho más sólida que construir una mayoría parlamentaria alternativa mediante pactos. De hecho si no trabajas por lo segundo seguramente no tendrás nunca ni lo primero.
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No nos sorprendamos tampoco mucho por la inmovilidad de la guerra de trincheras. Es la consecuencia lógica de los análisis previos que venimos manejando hace mucho tiempo. Para vivir tranquilo, decíamos antes de las elecciones, hace décadas que hay que ser nacionalista. El que se hace nacionalista no tiene ningún problema, el que se enfrenta al nacionalismo se complica la vida. Si jugamos en un tablero desigual, ¿cómo nos puede sorprender que la pelota siempre ruede hacia su campo? En España ser nacionalista, por otro lado, no es sólo una opción política sino que además es un negocio y una forma de vida. Se vive muy bien de ser antiespañol en España. Probemos donde y cuando se pueda a sacar a los antiespañoles del presupuesto. A través de las lenguas locales, la discriminación positiva y las subvenciones los nacionalistas dominan la administración y buena parte de los medios de comunicación. Por supuesto buena parte de la Educación. ¿Esperamos un vuelco en la guerra de trincheras sin haber desarticulado antes sus depósitos de munición, sus vías de suministro y sus nidos de ametralladora? Los milagros existen, pero una cosa es confiar en la ayuda de Dios y otra tumbarse y dejarle todo el trabajo a Dios.
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5 respuestas
Si VOX no hubiera hecho su campaña en Navarra desde el antifuerismo y el centralismo, habria ganado por goleada.
En Navarra no se puede ir contra los fueron que mantenemos por pacto desde 1512.
Ni se puede ser centralista. Estamos en El Reino.
VOX no lo ha entendido.
Quizá aprenda para las próximas.
Si la implantación de un sistema fiscal nacional supusiera una redución de la carga tirbutaria y mejora en la lucha contra la corrupción ya verías como se acababa con lso cuentos históricos que tanto gustan a los españoles
por cierto bien por VOX, ahora a provocar y a tocar los cojones a los nacionalistos oportunistas durante los proximos años
A ver cómo gestiona el Sr. Esparza eso de poder convertirse en el plan B de Sánchez con un pacto de Gobierno que pueda conducir a una campaña electoral tranquila para el caudillo rojo.
Con estos sociatas apuesto por un apoyo del PSOE a Asiron en Pamplona y por un GN con UPN. Sólo el PSOE es capaz de ello.
Y Esparza tan contento, al fin y al cabo, la Agenda 2030 ha ganado las elecciones.
¿Pero no ha dimitido ya Espartza? Menuda cagada, a pesar de la mejora de resultados generales de la derecha, el fracaso se ve claramente en Pamplona, con Maya echando con cajas destempladas a los que preferían irse al PP y estar lejos de Xavier “el Niño del Quesito”, ha sacado menos por separado que juntos, poniendo en grave peligro a Pamplona sin conseguir nada en el Parlamento Foral.
Todo lo contrario que Toquero en Tudela, excluido como Zeus manu militari de las listas al Parlamento (1). que por el contrario se marca un NavarraSuma al incluir en su lista a concejales de PP y Cs de la pasada legislatura, y dejar claro que no quiere nada que ver con los socialistas que pactan con asesinos. Tudela ahora es el bastión de la defensa de España con los concejales de Toquero, del PP y de VOX. Y este año por Santa Ana, a llenar la plaza de Banderas de Navarra y España.
(1) en caso de dimisión forzada de Espartza, Toquero no podrá estar en el Parlamento, con lo cual el Niño del Quesito se asegura dejar a algún mandado que le cuide la finca, y él seguir desde casa moviendo los hilos.