Manifiéstense, mientras puedan

El nuevo palabro al que al parecer nos tenemos que ir acostumbrando es lawfare, que en inglés es una mezcla de ley (law) y guerra (warfare). Normalmente se entiende que el lawfare es utilizar la justicia, mediante jueces y magistrados afines que retuercen el sentido de las leyes o las aplican de forma arbitraria, para perseguir a tus contrarios políticos. Pero el lawfare también puede servir para beneficiar a tu propia gente o a tus socios, otorgándoles la impunidad o la capacidad de operar dentro o fuera de la ley a conveniencia. El acuerdo entre el PSOE y los golpistas viene a dar por hecho la existencia en España del lawfare, lo cual tiene toda la lógica del mundo desde su punto de vista. O sea, por un lado lo de denunciar el uso de justo lo que tú mismo has empezado a practicar es un truco más viejo que la tos, y por otra parte o reconoces que estás cambiando indultos por votos, y que tus socios son unos delincuentes, o los conviertes en  perseguidos políticos y víctimas del lawfare.

En nombre de la lucha contra el lawfare lo que el PSOE ha pactado es convertir a la mayoría del Congreso en juez de los jueces y tribunal de última instancia, o sea que la mayoría del Congreso puede juzgarse a sí misma, cumplir o incumplir las leyes a voluntad, incluso sus propias leyes, perseguir a los jueces y magistrados desafectos y gozar de poder absoluto. Es por esto que hasta Jueces para la Democracia, la asociación de jueces ultraizquierdistas, ha puesto el grito en el cielo.

Pudiera parecer que esto de que la mayoría cumpla o incumpla las leyes a voluntad resulta hasta lógico. O sea, en una democracia gobierna la mayoría. Las leyes las dicta la mayoría. La mayoría no puede estar por tanto fuera de la ley. Pero no, esto no es ni remotamente así. Para empezar, en todas las constituciones y respecto a ciertos asuntos existen mayorías reforzadas. Para renovar órganos judiciales o para reformar los derechos fundamentales, por ejemplo. Por otra parte, la mayoría no puede juzgarse a sí misma. Tiene que haber una separación de poderes o los casos de corrupción de la mayoría del momento quedarían impunes, por poner otro ejemplo. Si no hay separación de poderes, lo mismo que no se garantiza que se puedan perseguir los delitos que cometen personas y partidos de la mayoría, tampoco se garantiza que no se condene a partidos y personas de la minoría aunque sean inocentes. Sin división de poderes no puede haber por tanto estado de derecho, igual que tampoco puede haber una liga de fútbol limpia sin árbitros neutrales. Y si no neutrales porque la objetividad absoluta no existe, lo más cercanos posible a la objetividad. Lo que no se puede tolerar es que en nombre de la negación de la objetividad absoluta se designen magistrados y fiscales lo más cercanos posible a la subjetividad absoluta o sin un sistema de mayorías reforzadas y contrapesos.

Existe además otra razón por la que tiene que existir una justicia independiente, y es que la mayoría puede dictar las leyes, pero no puede juzgar sobre su aplicación. Es decir, la mayoría puede aprobar una ley castigando el robo de fondos públicos, pero no puede juzgar sobre su aplicación porque podría absolver a todos los ladrones que fueran de su partido. O podría aprobar una ley contra los bulos, pero absolver a todos los propagadores de bulos afines a esa mayoría y perseguir a todos los informadores desafectos aunque no propagaran bulos. No basta entonces con que la mayoría legitimada por ser mayoría apruebe tal o cual ley, la justicia debe ser independiente para que esa ley se aplique a todos por igual.

El PSOE se encuentra atrapado en una deriva absolutamente radical precisamente por este problema. Si pactas con Otegui tienes que blanquear a Otegui. O blanqueas a Otegui o el acuerdo con Otegui te mancha. Si los has convertido en los que te sostienen lo que toca es decir que no son tan malos. Y si están fuera de la Constitución y la ley, tienes que rasgar la Constitución y la ley para meterlos dentro de la ley y la Constitución. Ahora lo que toca por tanto es desbordar el estado de derecho y blanquear a todo el golpismo violento y malversador.

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No resulta por tanto nada exagerado afirmar que España se encuentra en un momento de su historia crucial. No sólo es que manifestarse contra este desbordamiento del estado de derecho esté justificado, sino que casi podría decirse que manifestarse contra él es un deber. Lo que no está justificado es no manifestarse… mientras se pueda. No hacemos más que ver desde el gobierno y sus medios cómo se llama a cortar estas protestas de raíz, o se califica de nazis a quienes participan en ellas. Llamar ultras o nazis a los manifestantes es el paso anterior a gasearlos o molerlos a porrazos. Manifiéstense mientras puedan, no es ninguna exageración.

Ciertamente hay algunos ultras parasitarios, muy visibles pero muy residuales, que quieren apropiarse de las manifestaciones y hacer ver que son ellos los que movilizan a toda esa gente, y por otro lado hay un gobierno que quiere hacer ver que toda esas manifestaciones son de ultras. O sea que los ultras y el gobierno quieren lo mismo y los ultras le hacen el juego al gobierno. ¿Son infiltrados del propio gobierno? Seguramente no. Todos vimos a la nazi mas famosa y chiflada de España en la manifestación y es improbable que sea una infiltrada de Sánchez. Lo que puede explicar la estupidez no hace falta recurrir como hipótesis a la infiltración.

Entre la imagen de las abuelas apoyada la una en la otra, yendo a manifestarse con la bandera española, o la imagen de unos chiflados haciendo el saludo nazi y cantando el Cara al Sol, es mucho más potente y perjudicial para el gobierno la imagen de las abuelas, o la imagen de unos jóvenes patriotas recriminando su actitud a los ultras y levantando otra vez los contenedores volcados. Por eso el gobierno y sus terminales mediáticos de toda la multitud que se manifiesta sólo ponen el foco en los cuatro ultras que no se sabe cómo siempre están en primera fila. Por eso molesta y hay que cancelar a la multitud pacífica que les rodea. Por eso la imagen potente de cara al mundo es una muchedumbre manifestándose, no cuatro chiflados lanzando piedras y quemando contenedores. Desde luego la gente de mala voluntad sólo querrá ver nazis manifestándose contra el sanchismo, pero a la gente de buena voluntad, en España y fuera de España, hay que facilitarle la visión de la amenaza totalitaria que representa el gobierno, y que la defensa de la libertad en la calle es pacífica, justa y transversal. Mientras todavía puedan hacerlo manifiéstense  en la calle, no pierdan ocasión alguna de protestar.

 

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Un comentario

  1. Son muchas las reflexiones que sugiere el artículo .En primer lugar resulta inquietante la adhesión de Juezos por la Democracia al manifiesto de las asociaciones judiciales,dado que fueron fundadores de aquella y son insignes miembros suyos muchos de los defensores y promotores del llamado “uso alternativo del Derecho”.Conforme a su propia denominación,la interpretación y aplicación de la Ley debía alejarse y superar su propio tenor para lograr objetivos de “progreso social” no previstos en la norma.Es decir ,los jueces suplantando ilegítimamente la tarea de los legisladores.Uno de los más prestigiosos representantes de esta corriente preside hoy el Tribunal Constitucional.
    Me sorprende que estos jueces,otrora “alternativos”,se escandalicen del “lawfare”,puesto que se trata simplemente de que el Parlamento se inmiscuya en la labor judicial,condicionándola,toda vez que tiene únicamente por objeto lograr la paz pública y el progreso social…,como nos dirá Cerdan en el caso de que sea capaz de articular la frase completa.
    Es difícil llegar a saber hasta dónde puede llegar el PSOE.Un antecedente en relación a la amnistía:en la ley de 1936,por la que se amnistiaron todos los actos delictivos de la Revolución de Octubre de 1934(que fueron bien sangrientos y numerosos) ,únicamente se excluyeron los posibles delitos cometidos por autoridades y funcionarios por excederse en la represión de aquellos sucesos revolucionarios.Hoy,como ayer,los sediciosos y rebeldes eran buenos y los guardianes de la constitución y el orden ,malísimos.¡A ver que deciden respecto a las actuaciones policiales en la Ley anunciada!
    Y puestos ya a ello,por qué no arreglar,vía enmiendas,el problemita con los “presos políticos vascos”?. ¿No es el momento? Puede que Arnaldo convenza al mentidero monclovita de que este sería únicamente el postre de la gran comilona de la amnistía y luego…..¡Pelillos a la mar!

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