Lo que no entiende el gobierno: sólo se «topa» la miseria generando riqueza

Podríamos preguntarnos en qué universidad han estudiado los asesores de Pedro Sánchez que “topando” los precios se soluciona un problema de inflación. Pero a lo mejor hay alguna. Lo que cabría por tanto preguntarse de verdad es dónde en el mundo real ha funcionado limitar los precios para controlar la inflación. ¿Hay alguna economía floreciente en el mundo que tenga los precios limitados? ¿Nadie en el gobierno se pregunta por qué no la hay?

El ultimo capítulo en España es la limitación del precio de los alquileres de vivienda, que además se prorrogarán 6 meses de manera forzosa. Se trata sin embargo sólo de una de las muchas limitaciones de precios que cada día decide este gobierno. El ideólogo de este gobierno es Rufián, y el modelo Venezuela. ¿Qué empresa a la que con la inflación le suben todos los costes podría sobrevivir a su recetario de topar los precios y subir los salarios? Además el gobierno se quedaría los beneficios, aunque lo inaudito sería que los tuviera. Una vez más la pregunta es en qué país se han implantado ahora o en el pasado este tipo de medidas sin llevarlo a la ruina. Si lo que promulgan las cabezas más destartaladas de los partidos más extremistas y marcianos del Congreso, a los dos días con este gobierno aparece publicado tal cual como una ley en el BOE, este país sólo puede dirigirse al abismo.

Hace algunos años se nos decía que Venezuela era el laboratorio mundial en el que se iba a probar científicamente que el comunismo funcionaba. Todas las medidas que se tomaban en Venezuela eran aplaudidas sistemáticamente por los miembros de Podemos. Y esas medidas son ahora las que se están aplicando en España. El problema es que el experimento de laboratorio demostró, una vez más, que lo probado científicamente es que el comunismo tan sólo garantiza la pobreza y la tiranía. Monedero celebraba en 2013 el control de precios que comenzó a aplicar Venezuela y ya vemos cómo ahora los venezolanos disfrutan de la abundancia. El experimento fue un fracaso pero ahora parece que España va a ser el nuevo experimento de laboratorio en el que se va a probar científicamente que el comunismo funciona.

Limitar los precios para evitar que suban es una ocurrencia como prohibir los despidos para acabar con el paro, o imprimir billetes para acabar con la pobreza. Resulta increíble que aún tanta gente crea en este tipo de cosas, incluso gente que llega a dirigir un país del primer mundo. Eso sí, no puede pasar mucho tiempo antes de que se restablezca el orden y ese país abandone el primer mundo. Lo malo es que en este caso el país que se la juega es el nuestro.

Lo que provoca cualquier subida de precios es la escasez. El precio de la energía sube porque se ha vuelto más escasa. Si nos deja de llegar el gas o el petróleo ruso, tenemos menos fuentes de energía y más caras. La solución no es limitar el precio, sino aumentar la producción. Esto vale lo mismo para la energía que para los guisantes o la vivienda. Si limitas los precios, favoreces a los okupas e impides los desahucios de los morosos, la gente deja de invertir en vivienda: no las compra, no se construyen, no se alquilan, no hay oferta, los precios suben. El problema de la vivienda no lo tiene que resolver el propietario a su costa, sino el gobierno con ayudas (que para eso cobra impuestos) o con políticas por las que cada vez menos gente necesite ayudas para vivir. Pero el gobierno no comprende nada de esto. No es casualidad que en Venezuela, como en cualquier otro lugar en que se limiten los precios, haya desabastecimiento y para conseguir algo sea necesario pagar una brutalidad en el mercado negro. Donde los precios son bajos es donde sobreabunda el abastecimiento. 

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A largo plazo lo único garantizado con la limitación de precios es el desabastecimiento. El precio elevado es un estímulo para entrar a producir en el mercado. La entrada de productores en el mercado aumenta la oferta y reduce el precio. El problema es que hacer bien las cosas no resuelve los problemas en dos días y hacerlas mal tampoco provoca la destrucción en ese plazo. Lo que pasa es que las consecuencias de hacer las cosas bien o hacerlas mal llegan más tarde o más temprano. Lo desquiciante de hacerlas mal es que, cuando los precios suban aún más debido a las medidas que se toman, la disyuntiva será o rectificar o persistir en el camino equivocado redoblando la apuesta e imponiendo todavía más limitaciones de precios o nacionalizando la producción. El resultado acaba siendo Venezuela porque el comunismo no fracasó en Venezuela por ser Venezuela, sino por ser comunismo.

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Rematando la idea de que lo que provoca la subida de los precios es la escasez, conviene aclarar cómo este mismo principio se aplica al dinero. Si imprimimos más dinero sin hacernos más ricos el dinero se vuelve menos escaso, y por tanto vale menos. Cuantos más billetes imprimes y más abundantes son menos valen. No haces más rica a la gente imprimiendo billetes, simplemente las cosas pasan a costar más billetes. Si en una isla en la que tienen 10 naranjas y 10 billetes pasan a tener 10 naranjas y 20 billetes no comen más naranjas, sólo pagan más por las naranjas. ¿Quieres naranjas más baratas? No dupliques la producción de billetes, sino la de naranjas. No está de más aclarar estos conceptos básicos por si alguno de nuestros lectores algún día se echa a perder y llega a ser consejero, ministro o socio necesario del gran poder.

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Un comentario

  1. Liberalizar es precisamente lo que el populista no quiere, porque desea mantener el control de la población en sus manos. Nada hace más dependiente a la gente del poder que el control sobre sus ingresos, sus trabajos y sus propiedades. Complementado con sus limosnas populistas.

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