El Ministerio de Interior se ha encontrado con la necesidad de renovar una cierta cantidad de pistolas para la Guardia Civil. Lógicamente esto es algo que resulta necesario cada cierto tiempo igual que se renuevan los uniformes o los vehículos. El procedimiento ha sido un concurso en el que han concurrido diversas marcas de armas con diversos modelos, pero en el que se ha primado ante todo el precio. Tal vez demasiado. El resultado es que la ganadora del concurso ha sido la marca Ramón, una empresa israelí totalmente desconocida, por lo que aparte de dotar a la Guardia Civil con unas armas de dudosísima calidad, encima para ser una pistola tienen un nombre bastante ridículo. O sea, si a una pistola la llamas Ramón no llega al nivel del Volkswagen Polo GT o los Audi Q3, pero tiene que ser muy buena porque si algo sale mal el nombre es un potenciador del ridículo.
Sindicatos de la Guardia Civil denuncian continuos fallos en las nuevas pistolas https://t.co/h2lKFSY74W
— Antena 3 Noticias (@A3Noticias) December 26, 2022
Apenas entregadas a las distintas unidades destinatarias de la Guardia Civil, de hecho, la pistola ha demostrado ser escasamente fiable, poniendo de manifiesto constantes fallos e interrupciones, al punto que la pistola ha tenido que ser sometida a una rectificación, que por otro lado no parece haber acabado con los problemas.
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¿Cómo de barato es barato? O sea, todos sabemos que hay algo de cierto en el dicho de que lo barato es caro. ¿Cuáles son ahora las alternativas? ¿Tener que someter a la pistola a diversas modificaciones? ¿Comprar otro modelo de pistola que sí sea fiable? Al final del proceso la Guardia Civil puede tener la peor y más cara pistola del mundo. ¿Qué pasa si muere un guardia civil porque se le encasquilla el arma durante un enfrentamiento? ¿Tiene que responder Marlaska con su cabeza cuando suceda eso o tiene que responder ya mismo antes de que suceda? Claro que todo esto es hablar por hablar porque en este gobierno sólo se paga con la cabeza la discrepancia, no la gestión catastrófica. Podría decirse que para que rueden cabezas en un gobierno primero hace falta que en ese gobierno haya alguna cabeza.
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Hablando de caro o barato, da la impresión de que todo el concurso diseñado por el Ministerio de Marlaska para comprar la pistola es un despropósito en el que sólo se ha valorado el precio, dándole tanta importancia que todos los demás factores decaían frente a este. Pero tampoco es que comprando una birria de pistola de una marca desconocida, no usada por nadie en ningún lugar del mundo, sin ningún tipo de fiabilidad probada, se haya ahorrado mucho dinero. Las conocidas y reputadas pistolas Glock, de las que las Ramón además son una copia (mala), sólo costaban 36 euros más por unidad que las Ramón. La diferencia es que las Glock son armas archiprobadas que usan a plena satisfacción cuerpos policiales de todo el mundo. De entrada si hay que modificar las Ramón, o si al final hay que desprenderse de ellas para comprar una buena pistola, van a salir mucho más caras las Ramón que cualquier otra pistola del mercado, pero es que además caro o barato siempre es un asunto relativo. Si puedes comprar un Rólex por 100 euros más, a lo mejor lo caro es comprar el Rólex falso, que no sólo no es un Rólex sino que además es un petardo de reloj. Todo esto pensando bien y asumiendo que el desastre es fruto de la inutilidad y no de la corrupción.
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La consideración final podría ser que, puesto que hablamos de la compra de unas 9.200 pistolas, cada una de las cuales sólo representa un ahorro de 36 euros frente a las Glock, en total se ha comprado una pistola que pone en peligro a los guardias civiles sólo por ahorrar 331.000 euros, que por otro lado es una cantidad que no representa ni el 0,6% del presupuesto del Ministerio de Igualdad.
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