Las tetas de Inés Hernand

Quizá podríamos haber elegido otra imagen, o censurarla, o usar la palabra domingas en vez de tetas para el titular, pero eso habría servido quizá para abundar en el malentendido que precisamente intentamos eliminar. Por alguna extraña razón, el wokismo y el feminismo creen que a los hombres, no digamos a los de derechas, les horrorizan las tetas. Si un grupo de mujeres quieren alejar a los hombres, lo mejor que puede hacer es enseñarles las tetas. Un varón heterosexual de derechas, valgan todas las redundancias, tiene al parecer que hacer inhumanos esfuerzos para ponerse a observar una teta. Un hombre de derechas ve una teta y huye despavorido, creen más o menos la izquierda y el feminismo. No cabe duda por tanto hasta qué punto los hombres de derechas son unos grandes incomprendidos. A la vista de todo lo que ya hemos visto de Inés Hernand, por otro lado, lo realmente obsceno en ella no son sus tetas sino su contrato con TVE.

La incompresión por otro lado es mutua. ¿Pero no era machista enseñar las tetas? ¿No era un escándalo que hubiera una publicidad con unas tetas, que en una discoteca hubiera un concurso de camisetas mojadas, o que las azafatas de la Fórmula 1 llevaran minifalda? ¿En qué quedamos? ¿Enseñar cacho es feminista o retrógrado? Ni ellos mismos se aclaran, como para intentar entenderlos nosotros.

A lo que estamos asistiendo finalmente en los últimos tiempos es a la evidencia de que los recursos del personal progresista para intentar parecer transgresor se limitan a meterse con los católicos (sólo con los católicos, ojo con meterse con los musulmanes) y a enseñar de vez en cuando una teta. Ante todos los desafíos a los que nos estamos enfrentando, las entregas más notables de la producción intelectual woke han sido la estampita de la vaquilla y las tetas de Ines Hernand. Y todavía se preguntan por qué van perdiendo. Y todavía se piensan que pueden ganar. Están totalmente fuera de la realidad, pero es que nadie podría estar dentro de la realidad y seguir creyendo en el socialismo. Por cierto, escuchen ustedes a doña Irene y confirmen si no le ha salido sin querer un video perfecto para defender la prostitución. Otra nueva contradicción.

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2 respuestas

  1. Y las otras putas, las de carrera, ¿ Porqué no pueden decidir sobre su propio cuerpo? ¡ Ah, esas no! Sólo las putas ideológicas….

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