Resulta curioso comprobar lo que Podemos llama y no llama golpismo, o lo que considera o no considera democrático, o lo que califica o no califica como dictadura. Si no para otra cosa, toda la desgracia que está soportando el pueblo venezolano a manos del tirano Maduro sirve para quitar la careta a todos los comunistas del mundo.
Mientras bendicen el robo de las elecciones en Venezuela, los podemitas llaman robar las elecciones a lo que ha sucedido en Francia donde Macrón, como consecuencia de las elecciones de julio, ha nombrado primer ministro a un derechista moderado, Michel Barnier, del partido de Sarkozy.
Esta decisión de Macrón ha enloquecido a la izquierda francesa, particularmente a la extrema izquierda de Melenchón, y por supuesto a la extrema izquierda española, que dice que esto y no lo de Venezuela es un auténtico robo electoral.
Lo cierto es que en las elecciones francesas de julio no se produjo, como unos esperaban y otros temían, una victoria del partido de Marine Le Pen, pero desde luego tampoco se produjo una victoria de la izquierda como entonces nos intentaron vender. La decisión de Macrón no es por tanto sino un reflejo de esa realidad en la que el Frente Popular de socialistas y comunistas efectivamente se convirtió en la fuerza más votada, pero con sólo el 31,5% de los votos. Si la derecha no gobierna en Francia de manera abrumadora es tan sólo por la famosa monserga del cordón sanitario. Lo que aquí la izquierda llamaría el trifachito, o el trifascista, compuesto por PP, VOX y Ciudadanos, en Francia sería el 61,7% de los votos. Tal es la suma del partido de Macrón (Ensemble, 29,1%), del de Le Pen (Rassemblement national, 24,8%) y del partido del propio Barnier (Les Républicains, 7,8%).
Siguiendo la lógica podemita, en España también habría habido un robo electoral tras las últimas elecciones generales, ya que el partido más votado fue el PP con el 33,06% de los votos, de hecho un porcentaje mayor que el obtenido en Francia por el Frente Popular. Sin embargo en Francia hablan de robo electoral y en España no.
Alguien debería explicarle a la izquierda que en democracia gobierna la mayoría, no el más votado, lo cual pueden ser cosas distintas. Lo que no puede hacer la izquierda es saberse la lección aquí y saltársela en Francia. Más aún cuando lo que se pide es la presidencia para un comunista procrastista como Melenchón, pese a que su partido, Francia Insumisa, el Podemos francés, sólo tiene 74 diputados de 577. ¿En qué momento la democracia es entregar el gobierno a unos francochavistas que tienen 74 diputados de 577 e ignorar una mayoría social que supera el 60% de los votos? Macrón ha hecho no sólo algo bastante democrático, sino bastante inteligente al intentar contener a la par que reconocer ese creciente impulso social, más que nada porque enfrentarse a él puede suponer en las próximas elecciones ser arrollado por él.
Por lo demás, en España, en Francia o en toda Europa el cordón democrático debería aplicarse en todo caso a toda esta gente que, con ocasión del pucherazo de Maduro, está exhibiendo de forma tan impúdica su odio a la libertad, su adhesión a las últimas tiranías comunistas y su apoyo a la violencia que practican estas dictaduras para mantener antidemocrática y sangrientamente el poder.
