Formar una familia es algo serio. Seguramente es lo más serio del mundo. Una sociedad en la que se haya perdido el concepto de familia será una sociedad de individuos trastornados y fallidos. La familia no es un concepto cultural sino un hecho biológico. Lo cultural y lo artificial son más bien los 20 tipos de familia de Ione Belarra. Que tampoco son los 20 tipos de familia de Ione Belarra. Ione Belarra no es tan importante. Ione Belarra no está inventando nada. Ione Belarra no es más que la representante circunstancial de la cultura woke en el gobierno de España. Incidiendo en el hecho de que lo natural es la familia tradicional y lo artificial lo que nos están vendiendo ahora las élites woke dirigentes, la nueva ley excretada por el Consejo de Ministros distingue 20 tipos de familia como podía distinguir 17 ó 25. Seguramente la ley equivalente que haya en Francia, en Canada, en Bélgica o en California, distinga 7, 23 o acaso 34 tipos de familia. Si todo es familia nada es familia. Si nada es familia puedes distinguir tantos tipos de familia como se te ocurran. Primero te inventas 37 géneros (como podías inventarte 29) y después, por combinación y permutación, 84 tipos de familia. La imposición gubernamental y la moral del poder es esto, no la familia tradicional que es un hecho biológico.
El CGPJ advierte de que los 20 tipos de familia que contempla la ley de Belarra no encajan en la Constitución https://t.co/bLuhFwWrn6
— EL MUNDO (@elmundoes) March 28, 2023
Comenzábamos diciendo que formar una familia es algo muy serio. Formar una familia y que la familia funcione es seguramente el hecho más determinante en la vida de un hombre o una mujer para alcanzar la felicidad y el equilibrio o, por el contrario, lo más determinante si se hace mal para acabar infeliz y desequilibrado; no sólo los propios interesados, sino probablemente los hijos. Resulta curioso cómo para hacer una casa, por ejemplo, que a fin de cuentas sólo es una casa, buscamos unos cimientos y unos pilares sólidos. Por citar lo más políticamente incorrecto de nuestra época, o sea el Evangelio, hablaba Jesús del hombre sensato que edificó su casa sobre roca, y que cuando cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa, no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca. En cambio, el hombre insensato que edificó su casa sobre arena se quedó sin casa en cuanto cayeron cuatro gotas. Los 20 tipos de familia de Ione Belarra son modelos artificiales de familia construidos sobre arena. Puestos a distinguir modelos de familia a lo mejor sólo cabía distinguir entre dos: familias que funcionan y familias fallidas. Alguien que viene de una familia fallida seguramente hubiera querido una familia no fallida, no un modelo de familia rocambolesco. Mejor ser criado por tres lemures que por un matrimonio de psicópatas antropófagos, pero no normalicemos por eso las familias interespecie con las cebras o los lemures. Para que una familia tradicional funcione, por otro lado, aparte de una base sólida hacen falta sacrificio y esfuerzo. Uf, qué pereza. Sacrificio y esfuerzo, qué términos tan poco modernos.
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En estos momentos está siendo tendencia el caso de una famosa que va a ser madre soltera por gestación subrogada a los 68 años, tras haber perdido recientemente a su hijo por culpa de un cáncer. Seguramente todo el mundo sabe de quién se trata pero no la nombramos porque a fin de cuentas no se trata de juzgar a la persona concreta sino la situación y el escenario en que se produce este hecho. Si hablábamos de que para edificar una casa hacen falta cimientos sólidos no digamos para formar una familia. Construir sobre el amor sería construir sobre roca. Construir sobre el dolor o para llenar un vacío existencial es construir sobre arena. Los hijos tienen derecho a no ser el antidepresivo de sus padres ni la mercancía de una compraventa. Los hijos no pueden ser la forma de llenar el vacío o dar sentido a la vida de los padres. Los hijos tienen derecho a que sus padres ya estén equilibrados y centrados y hayan dado un sentido a sus vidas antes de tenerlos. De hecho, si no, quizá mejor no tener hijos. Bastante trabajo cuesta hacer que funcione una familia como para hacer que funcionen cuatro. Quien tiene cuatro familias a sus espaldas atenderá una y desatenderá tres, o más probablemente tendrá desatendidas las cuatro.
🤰 Un donante de semen, demandado por su «afán procreador desmedido»: tiene 550 hijos en todo el mundo https://t.co/1ijlmPuZcY
— ABC.es (@abc_es) March 28, 2023
Por supuesto los padres no tienen derecho a reprochar a sus hijos el no haberles hecho felices o el no haber dado sentido a sus vidas. Los hijos no son un sustitutivo del Prozac o de la terapia psicológica. Cualquiera puede morir mañana atropellado por un camión o víctima de un tumor, pero uno debe ofrecer en principio a sus hijos un horizonte temporal y unas expectativas razonables cuando decide tenerlos. En principio deben ser los padres los que cuiden a sus hijos y no el hijo de 14 años el que se pueda encontrar una madre monomarental de 83 años senil o dependiente. Una cosa es afrontar un obstáculo en el camino y otra tomar el camino del obstáculo.
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Hay una razón para que haya un modelo de familia tradicional y no es que hace 3.000 años no hubiera homosexuales, ni personas con vacíos existenciales, ni casados con tentaciones, ni gente a la que le gustaban los tríos o las orgías, y es que el modelo de familia tradicional funciona, o por lo menos no hay otro modelo que funcione mejor o el modelo tradicional sería ese otro modelo.
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