A buenas horas. María Chivite ha viajado a toda prisa a Bruselas para pedir una moratoria en la aplicación de la Euro 7, la rígida normativa de emisiones de la UE que condena a la mitad del sector automovilístico a la ruina.
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Chivite reconoce el error sólo a medias. Está a favor de la electrificación, la Euro 7 y la Agenda 2030 pero se opone a los plazos: «somos favorables a la transformación, hay inversiones comprometidas para la fabricación del vehículo eléctrico, pero necesitamos tiempo para hacer esa transformación«. La presidenta señaló desde Bruselas que Volkswagen «trasladó que habría problemas durante un año entero, la empresa podría sobrevivir con dificultades, pero es verdad que la pequeña empresa no podría sobrevivir«. Chivite admite en definitiva que «es importante que las transformaciones las acompañemos con el empleo porque si no, no podremos hacerlas». El mensaje de Chivite es que el futuro de la transición energética es maravilloso, pero que nos vayan metiendo más despacio en ese futuro tan maravilloso que nos asfixian. Déjennos vivir un poco más en este mundo cruel, el paraíso puede esperar.
Chivite pide en Bruselas una moratoria hasta 2027 de la Euro 7 para "garantizar el empleo" en la automociónhttps://t.co/erApkfUSNB
— DN Management (@DNManagement) April 18, 2023
Lo cierto es que el viaje de Chivite tiene cero repercusión de la muga navarra hacia el exterior. O sea, Chivite no es nadie en Bruselas. Existe un gran debate ahora mismo con la Euro 7 pero en el que Chivite es una mera espectadora. A la luz del desastre que puede provocar la Euro 7 en el sector de la automoción, Alemania, Italia, República Checa, Polonia, Portugal, Rumania, Hungría y Eslovaquia ya han expresado la necesidad de una moratoria, por lo que esa moratoria resulta ya poco menos que inevitable. Chivite ha ido a visitar el campo de batalla después de que la batalla ya se ha librado y ya se ha ganado. Chivite no es que no haya pintado nada en esa batalla, es que ni se ha enterado que había batalla. Entonces, ¿por qué viaja ahora a Bruselas?
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La razón hay que buscarla de la muga navarra para adentro. A un mes de las elecciones Chivite tiene que hacer el paripé de que ha encontrado una solución a la crisis de Landaben, porque el baño de realidad y las malas noticias se han precipitado en las próximas semanas. Lógicamente en el gobierno se teme que el miedo en todo el sector navarro de la automoción pueda producir una perturbación en las urnas contra los devotos de la Agenda 2030. La solución de emergencia es este viaje tardío e intrascendente de Chivite a Bruselas para que parezca que hace algo al respecto.
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Por lo demás el problema de la automoción sigue siendo el mismo y no se va a arreglar con un parche como la moratoria de la entrada en vigor de la Euro 7. Los nuevos mandarines transnacionales han decidido que el coche particular debe ser erradicado y que sólo la capa más alta de la población pueda hacer frente al coste de comprar un coche eléctrico, de mantenerlo, de recargarlo y de pagar todas las tasas e impuestos a la circulación y posesión de vehículos. Todos los demás tendremos que ser felices sin tener nada, pedaleando o desplazando nuestro cerebro de termita en un transporte público colectivo. Lo que mientras tanto le preocupa a Chivite no es la transición energética o el futuro de la automoción, sino sólo la transición electoral hasta junio.
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