> N. C. Salvo que D. José Javier Uranga tenga una ascendencia desconocida sobre Rodriguez Zapatero, no parece que su propuesta de coalición UPN-PSN tenga algún interés para el Presidente del Gobierno. Por el contrario, tras la traición de Montilla en Cataluña, que desbarató el interés de ZP por que los socialistas catalanes gobernaran con CIU, el Presidente quiere asegurarse de que el País Vasco y Navarra cuenten con gobiernos formados por la unión de los socialistas y el PNV (ya saben que Nafarroa-Bai está más cercano al PNV de lo que se piensa). Los objetivos de esta estrategia son conseguir que el PP quede lo más aislado posible y servirse de los nacionalistas para impulsar las ‘políticas de progreso’ sin ningún tipo de traba. Mientras los nacionalistas se entretienen con sus obsesiones de identidad, el PSOE tendrá plena libertad para desarrollar su ‘idea’ de España y dar una nueva vuelta de tuerca a eso que dijo Alfonso Guerra de que “a este país no lo va a conocer ni la madre que lo parió”. Por otra parte, tal coalición es la única vía para atender exquisitamente las exigencias de los terroristas. Basta escuchar cualquier declaración de los nacionalistas vascos para asumir que están dispuestos a conceder a ETA lo que les pida con tal de apuntarse el tanto del fin del terrorismo y seguir imparables en el camino de la secesión. Aunque Navarra no represente mucho desde el punto de vista territorial, el desalojo de UPN tiene para Zapatero un enorme poder simbólico.