María Chivite puede ser presidenta. Bastaría con que Bildu bien se abstuviera en la investidura, bien se sumara a PSN, Geroa, Podemos e IE. La cuestión no es tanto, aunque también, qué pasaría ese día sino qué pasaría al día siguiente y todos los demás días siguientes.
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Si María Chivite ha declarado apestada e indigna de llegar a acuerdos con ella a Navarra Suma, lo lógico sería que Navarra Suma no sólo votara en contra de su investidura, sino contra todas y cada una de las medidas que en adelante propusiera. A cada propuesta que Chivite llevara al Parlamento de Navarra pidiendo apoyos para aprobarla, la respuesta coherente de Navarra Suma sería la que ella dio precisamente a la posibilidad de apoyar a Navarra Suma: “No lo vamos a hacer. No lo vamos a hacer. No lo vamos a hacer. El no es no. No” (sic).
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Chivite asegura que puede gobernar sin problemas y que va a intentar formar gobierno porque hay una amplia mayoría social en Navarra que la respalda y reclama un gobierno de progreso. Pues muy bien, llegado el caso que Navarra Suma, si así lo tiene a bien, vote no a todo y que el PSN apruebe sus proyectos con esa mayoría social que dice que existe y que le respalda. Si existe tal mayoría Chivite no necesitará para nada a Navarra Suma, por lo que tampoco podrá afearle su falta de apoyo. Salvo que el PSN ponga en cuestión la democracia, habrá que concluir que esa mayoría social progresista se encuentra adecuadamente representada en el Parlamento de Navarra y que por tanto el PSN no necesita para nada a nadie fuera de esa mayoría social, ergo parlamentaria, progresista.
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Se equivocaría probablemente Navarra Suma si entrara en el juego de una especie de política del balancín, en virtud de la cual el PSN aprobaría sus medidas apoyándose ora en Navarra Suma, ora en el cuatripartito con Bildu. En este escenario, prácticamente podría decirse que, si los demás entran en ese juego, el PSN podría gobernar con el 100% de su programa y el resto sólo con el 0%, o con el tanto por ciento de su programa que coincidiera con el del PSN.
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Naturalmente Pedro Sánchez debería olvidarse también de cualquier apoyo de Navarra Suma en Madrid si en Navarra el PSN le quiere condenar a Navarra Suma al apartheid. Mejor que Uxue Barcos te acuse de jugar a los trueques a que te tome por tonto. Por no mencionar que a jugar a los trueques nos ha enseñado a todos el PNV, maestro de maestros del chamarileo y el trueque.
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Las cartas de Navarra Suma en un escenario de Chivite en la presidencia serían, por un lado, la de convertirse en la única alternativa y oposición al régimen, lo que polítcamente tampoco está mal (dentro de estar en la oposición) porque cualquier voto futuro que quisiera un cambio sólo podría tener como destino a Navarra Suma (o VOX). La otra carta sería esperar que las fricciones internas pudieran poner fin al pentapartito antes de completar la legislatura. Obviamente para eso tiene que decir NO a todo lo que proponga el PSN, debilitar y dificultar la posición de los socialistas, hacer imposible la política del balancín y esperar que los socios del PSN tensionen el gobierno hasta romperlo, o hasta que alternativamente se rompan los equilibrismos de Pedro Sánchez en Madrid.
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Como elementos positivos de una futura presidencia de Chivite, podriamos citar al menos tres. El primero, ya mencionado, de que Navarra Suma tendría parlamentariamente la exclusiva de la oposición. El segundo que un pentapartito con el PSN seguramente siempre sería algo menos nacionalista y algo más frágil e inestable que un cuatripartito. El tercero que si, alternativamente, se hubiera producido un pacto entre Navarra Suma y PSN, el discurso de Navarra Suma de cara a criticar las políticas de corte progresista que inevitablemente hubiera habido que aceptar como contrapartida del acuerdo se hubiera aguachinado sensiblemente, desapareciendo del parlamento foral toda idea opuesta al discurso dominante de progreso. Una situación que se hubiera agravado al no haber obtenido representación VOX, con lo que la política de apaciguamiento con el socialismo hubiera sido total en un momento en el que el centro-derecha necesita desesperadamente crecer, y para crecer a su vez ofrecer un discurso alternativo.
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Un comentario
Muy razonado y coherente este estudio. Espero que Navarra Suma lo lea y no se equivoque en sus movimientos de ahora y posteriores.