En Navarra ya se ha asumido que sin la izquierda no se puede gobernar. Es la famosa teoría del quesito. Ahora la teoría del quesito se la aplican al centro-derecha navarro a la inversa, pero esa es otra cuestión. O no. Y es que ayer la Ejecutiva de Ciudadanos decidió por unanimidad tomar ciertas decisiones trascendentes de cara a empezar a negociar acuerdos en comunidades autónomas y ayuntamientos. De entrada decidió que en esas negociaciones el PP sería su «socio preferente», pero no exclusivo. Lo más relevante, sin embargo, fue la decisión de rechazar totalmente la posibilidad de negociar acuerdos programáticos o gobiernos con Vox, repudiando las mesas a tres con Ciudadanos, PP y esta formación.
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Pese a lo que pudiera parecer, el veto a VOX va mucho más allá de VOX y afecta al PP y al conjunto del centro-derecha, incluyendo a muchas personas de centro-derecha que votan a Ciudadanos. En la práctica, de hecho, resulta casi incompatible vetar a VOX y nombrar socio preferente al PP. Es más, donde Ciudadanos dice que nombra socio preferente al PP podría decirse que lo que aprueba es vetar también al PP.
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Salvo en contadas excepciones, debido a su fragmentación, se ha producido una infra-representación y una pérdida de escaños del centro-derecha en relación a sus votos, particularmente en el Congreso y en el Senado, así como en muchos ayuntamientos. Por consiguiente, en muchos lugares o no se puede formar gobierno o, cuando se suma, como en Madrid o Andalucía, resulta preciso el pacto entre las tres fuerzas a la derecha del PSOE: Ciudadanos, PP y Vox. Si Ciudadanos veta a VOX, el resultado es que no hay forma de conformar gobiernos de centro-derecha. El planteamiento de fondo en la decisión de la ejecutiva de Ciudadanos es que, como con el PP no sumamos, sólo podemos formar gobiernos con la izquierda. Si esto no es un veto al PP al menos tiene los mismos efectos. Con el veto a VOX, Ciudadanos nombra socio preferente al PP en el mundo ideal, pero en el mundo real está nombrando socio preferente al PSOE, que es con el que pue sumar si se excluye a VOX.
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Que la derecha no gobierne nunca
Si con el veto a VOX la ejecutiva de Ciudadanos impide la posibilidad de formar gobiernos de coalición del centro-derecha, casi se podría decir que Ciudadanos está creando una pseudo-democracia en la que sólo existirán dos opciones:
-Que gobierne sólo la izquierda.
-Que cogobierne la izquierda, en gobiernos tipo PSOE-Ciudadanos o PSN-Navarra Suma.
Obviamente en las dos opciones anteriores siempre está la izquierda y la izquierda puede gobernar sola. No puede haber gobiernos en España (ni generales, ni autonómicos, ni muicipales) en los que no esté presente la izquierda y, salvo excepcionalmente, no puede haber gobiernos en los que esté sólo la derecha.
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Mucha gente pensará ante este escenario qué sentido tiene votar si no eres de izquierdas. Incluso qué sentido tiene ser demócrata si no eres de izquierdas.
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A todo esto, cabría preguntarse por qué VOX es la peste, salvo porque la izquierda así lo ha decidido. O sea, ¿cuál es el argumento para vetar a VOX? ¿Qué idea intolerable defiende o propone que le convierta en un apestado político? ¿Por qué Podemos, o incluso Bildu y ERC, están normalizados y la extrema izquierda no sólo no es vetada, sino que impone vetos a quien quiere?
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Dos es compañía, tres es multitud
En Navarra ya somos pioneros en este escenario en el que en un futuro previsible es imposible que no gobierne la izquierda y parece que vamos a eso en el conjunto de España. No ya por falta de votos, que también, sino porque hasta habiéndolos se fragmente esa bolsa de votos, se veta a un fragmento y se usa a otro para apoyar a la izquierda. Obviamente si la pieza que permite este escenario de izquierdocracia perpetua es Ciudadanos, la única salida a este escenario es la desaparición de Ciudadanos, que es a lo mejor el mensaje indeseado que esta formación puede trasladar a todos los votantes del centro-derecha, incluyendo los suyos. La formación naranja tendrá que explicar si su voto sólo acaba sirviendo para rescatar a Carmena, Ada Colau o Susana Díaz y apuntalar para siempre en el poder a Pedro Sánchez y sus sucesores. Hay en esto además una gran impostura por parte de Ciudadanos, porque esta formación no se alimenta apenas de exvotantes socialistas, sino de exvotantes descontentos del PP, y se ha presentado estos últimos años como una alternativa al PSOE y no como un dique contra cualquier gobierno que no sea socialista, que es en el fondo el efecto práctico que subyace en el veto a VOX.
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2 respuestas
Al final echaremos de menos el bipartidismo. No estaría mal relegar a partidos-veleta, nacionalistas, terroristas, separatistas … Un bipartidismo claro, sincero … y que la gente elija con conocimiento de causa. Con el sistema de doble vuelta se conseguiría.
Poco a poco, pasito a pasito, Ciudadanos va mostrando su auténtica cara, que no es otra que la de ser un PSOE descafeinado, por mucho que algunos repitan hasta la saciedad que es un partido de centro-derecha.