En uno más de los recurrentes capítulos lamentables que le son inherentes, el ex alcalde Asirón aprovechó el eco mediático de la manada para, durante una entrevista del Noticias, soltar la perla de que le había llamado el padre de la víctima de la manada mientras Maya eliminaba una plaza para el área de igualdad. Como que a eso se dedican el uno y el otro en la vida y así se definen sus políticas.
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Ante la carencia de escrúpulos de Asirón para hacer política con una violación, alguien se podría preguntar si también le ha llamado para darle las gracias por su prudencia el padre de la chica que denunció haber sido violada durante su mandato en un piso municipal por un grupo de okupas. Presumiblemente no, o Asirón ya habría aprovechado la presencia de cualquier medio afín para presumir de ella, como de la otra.
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Por lo demás la plaza anualada a la que se refiere es una plaza para un técnico de Igualdad que convocó a sólo unos días de las elecciones, sin saber si iba a ganarlas, sin consensuarla con la oposición, siguiendo su propia agenda y su propio organigrama, y por supuesto con requisito de euskera.
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No molestar, gracias
Al hilo de los cambios acaecidos de manera inmediata en el Ayuntamiento de Pamplona con la sustitución de Asirón por Enrique Maya, uno pequeño pero quizá significativo es el que hacía público a través de las redes sociales el concejal de Navarra Suma Fermín Alonso, el cual consistió en retirar el cartel de “no molestar” de la puerta del despacho del alcalde.
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Aunque no deja de ser una anécdota, lo cierto es que tras estos detalles siempre suele haber una cierta filosofía de fondo, o al menos eso gustaría a muchos pamploneses, algo así como que los políticos tienen que llegar al cargo con el espíritu de dejar molestarse un poco por los ciudadanos y tratar en cambio de no molestarlos a ellos demasiado. Y efectivamente es todo lo contrario a lo que ha caracterizado la anterior legislatura del cuatripartito y el mandarinato abertzale y arácnido del cambio.
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