Qué bien para Navarra que tengamos a Chivite en el gobierno foral y a Cerdán al frente de la Secretaria de Organización del PSOE. Pues parece que no. Si los Presupuestos Generales del Estado son un reflejo de la influencia de Chivite y Cerdán en Moncloa, y un anticipo de lo que nos puede venir con el coche eléctrico, respecto a Landaben nos podemos echar a temblar. Y es que cuanto más se analizan las cifras de los PGE, peor parada se ve que sale Navarra. De hecho nadie sale peor.
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Leyendo el último boletín semanal de Institución Futuro, por ejemplo, nos encontramos con que Navarra es la penúltima comunidad de España con el menor gasto estatal en número absolutos. Es como si alguien hubiera decidido machacar a Navarra para poder tapar el favoritismo hacia otras regiones, diciendo que las dos comunidades con menos asignación de gasto público estatal están gobernadas por el PSOE. Somos la coartada del PSOE para el enriquecimiento de sus socios.
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La cosa todavía empeora cuando a lo que atendemos no es al gasto en números absolutos, sino a la cifra de gasto por habitante. En este caso ya no somos los penúltimos sino los últimos; los ultimísimos, por así decirlo.
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A la vista de este desastre resulta un tanto cómico que, en vez de denunciar este reparto con contundencia, nos salga el PSN presumiendo de que en el Congreso del PSOE se haya rechazado la enmienda de un militante sevillano que calificaba a Navarra como privilegiada e insolidaria. No se ha debido enterar este hombre de que ahora la foralidad de Navarra consiste en pagar más impuestos que el resto de España, o de que Chivite trabaja a marchas forzadas con el resto de sus socios para armonizar los niveles de vida de la Comunidad Foral con los de las comunidades más empobrecidas. Por más felices que nos pudiera hacer que nos presida Chivite y que Cerdán conserve su jerarquía de número 3 del PSOE, más nos gustaría poder decir aquello de dame pan y llámame tonto, o insolidario y privilegiado, pero aquí los de abajo estamos sin pan y encima atontados. Y los de arriba disciplinada y sumisamente callados. A fin de cuentas sería una ingenuidad pensar que alguno de nuestros prebostes socialistas vaya a hablar de este trato a Navarra por tener tal o cual puesto en el partido, cuando en los partidos te suelen dar tal o cual puesto precisamente no para que hables, sino para que a cambio te calles.
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