El incidente provocó una reunión extraordinaria de la mesa y junta de portavoces, en la que la gran mayoría formada por UPN y PSN decidió respetar la asignación tradicional de los puestos. Lejos de acatar la decisión, Zabaleta volvió a montar el número ocupando de nuevo los asientos de los socialistas y enfrentándose a la presidenta del Parlamento. Finalmente, tras calificar de “antidemocrático” el acuerdo de la mayoría, se trasladó a los puestos asignados a Nabai, donde decidieron sentarse dando la espalda a la presidencia y al resto de parlamentarios.
El PSN, mediante un comunicado, ha manifestado que asistió con “estupor y perplejidad” al “espectáculo organizado por los miembros de Na-Bai durante la constitución y votación de las comisiones del Parlamento, en la que éstos se comportaron como ‘okupas’ de los sillones donde tradicionalmente están los parlamentarios del grupo socialista”. El comunicado de los socialistas afirma además que a Nafarroa Bai “le preocupan más los sillones del Parlamento que los problemas reales de la ciudadanía navarra”. Más aún, el texto expresa que el espectáculo organizado por Nafarroa Bai recuerda “algunas actitudes de antaño, en la añoranza de partidos de los que la coalición nacionalista bebe en sus fuentes e idearios”. Las duras palabras del PSN contrastan con el discurso mantenido durante meses, cuando a quienes ahora se descalifica quería metérseles en el gobierno de Navarra. Una pretensión que, por más que algunos sectores recalcitrantes del PSN se empeñen, día a día se confirma que no sólo hubiera sido un peligro para el estatus de Navarra, sino también un error y un descrédito para las instituciones forales.