Diario de Navarra publicaba ayer una noticia extraordinariamente inquietante: las violaciones se han disparado en Navarra de 18 a 40 en un año. El periódico señalaba la preocupación entre los cuerpos policiales por este dato recogido en Balance de Criminalidad publicado por el Ministerio del Interior, con datos de la Policía Foral, Policía Nacional, Guardia Civil y policías municipales de Navarra.
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Evidentemente podría pensarse que la subida publicada responde a la extraordinaria situación de 2020 a causa de las restricciones, los toques de queda y los confinamientos, que se tradujeron una reducción general del número de delitos. Sin embargo, el hecho es que el número de violaciones en Navarra en 2019 fue de 28. Es decir, las 40 violaciones de 2021 son muy superiores a las de 2020, pero también a las de 2019 antes de la pandemia.
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Si todo esto ya es grave y llamativo de por sí, resulta mucho más llamativo y acaso grave si tenemos en cuenta que al frente del ejecutivo foral, o sosteniéndolo, tenemos una serie de partidos que hacen bandera del feminismo y de la lucha contra las agresiones sexuales. Es decir, cuando decimos que hacen bandera de todas estas cosas es porque quieren dar la impresión como de que los demás no luchan contra todas estas cosas, que no les preocupan todas estas cosas, e incluso que les parecen bien todas estas cosas. Buena parte de la imposición de su agenda ideológica, como en SKOLAE, se basa en la premisa de que las agresiones sexuales o la violencia contra las mujeres tiene una base ideológica. Más precisamente, la base de las agresiones sexuales y la violencia contra la mujer sería que haya gente que no piensa como los partidos en el poder. Es por ello, en el nombre de la salvación de las mujeres, o del clima, o de los pobres, o de los inmigrantes, que los partidos en el poder se creen en el derecho y el deber, aunque sea liberticida y antidemocrático, de imponer sus ideas y no tolerar la libertad de pensamiento.
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El problema es que resulta que con ellos en el poder va y aumentan brutalmente las violaciones. O sea, nos imponen sus ideas bajo la premisa y la promesa de que así se acabarán las agresiones sexuales pero con ellos en el poder y bajo su imposición ideológica nos encontramos con que las agresiones sexuales aumentan.
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Otra cosa incomprensible es que las violaciones aumenten pese a los carteles plantados a la entrada de todas las localidades advirtiendo que aquí no toleramos las agresiones sexistas. Pase que haya monstruos que no respeten a las mujeres, ¿pero que no respeten tampoco a los carteles? ¡Y además unos carteles perfectamente bilingües!
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Es de temer que la respuesta del gobierno actual a este repunte sea poner todavía más carteles o imponer todavía más sus ideas. Porque aquí hay dos opciones. O admiten que estaban equivocados, que sus ideas no les salvan a las mujeres de nada, y que lo único para lo que sirven su discursos es para imponer una dictadura ideológica, o por el contrario concluyen que es que si pese a sus imposiciones y sus carteles aumentan las violaciones es que hay aumentar todavía más sus imposiciones y poner aún más carteles. Claro, esto no es sólo un discurso a prueba del fracaso, o incluso un discurso que se retroalimenta de su fracaso, sino que se parece mucho a la lógica del descerebrado que piensa que tuvo un accidente por no ir lo bastante deprisa, a la del alumno suspendido que piensa que en vez de estudiar no salió a divertirse lo suficiente, o a la del fumador que atribuye el cáncer de pulmón a haber dejado justo un mes antes el tabaco.
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2 respuestas
Exactamente lo mismo que ha pasado con la ley antitabaco.
Nos vendieron que el tabaco era el causante de los cánceres y las enfermedades cardiovasculares. Demonizaron a los fumadores como asesinos. Prohibieron su entrada en locales, ni siquiera admitieron zonas o locales para fumadores. ahora nos echan tambiñen de los espacios al aire libre. Todo bajo la promesa de que así se erradicaría el cáncer etc. Llenaron las clínicas de cartelitos y cartelones explicando el humo del tabaco (activo y pasivo) era la causa indudable de cánceres y problemas cardiovasculares y que había que dejar de fumar y de estar en espacios donde hubiera algún fumador.
¿Y cual es la consecuencia? Cuanto menos fumadores y 0 humo pasivo, mas crecen -de forma ya exponencial- tanto los cánceres como las enfermedades carciovasculares.
El problema mas grave es que no se busca el verdadero motivo de estas enfermedades radicalmente en aumento, si no que se insiste en algo tan falso como el humo del tabaco.
Mal vamos. Mal va nuestra salud.
Lo mismo que mal nos va a las mujeres con el «feminismo de izquierda»
Las dos cosas (y otras muchas) vienen de la misma (mala) madre.
Me temo que influye el minuto de gloria y las ideas que da estar siempre en los medios.