Hablando tanto estos días de guerras y bajas, lo cierto es que en el campo político y foral continúa la guerra incruenta en el seno de UPN. Hoy publica Diario de Navarra que, como consecuencia de la expulsión de facto de Adanero y Sayas y la formación de una nueva plataforma bajo su inspiración, en UPN se han producido 145 bajas y 53 altas, estas últimas cabe sospechar que como intento de contrapesar el marcador.
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El hecho es que 145 bajas de golpe no es un asunto totalmente despreciable, aunque desde la dirección de UPN se subraye que hay 2.595 militantes, que esos 145 sólo representan un 5,5% y que, teniendo en cuenta las nuevas altas, el saldo se queda en menos 92, un 3,6% de la militancia resultante.
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Desde un punto de vista alternativo, podría pensarse que perder un sólo militante ya es perder demasiado. Hablamos de 2.595 militantes, pero en las primarias entre Esparza y Sayas de 2020 votaron sólo 1.774 afiliados de los que sólo 1.027 votaron por Esparza. En 2016, Esparza fue reelegido presidente de UPN con 655 votos. ¿Cuántas bajas se pueden menospreciar? Por no hablar de los votos. ¿Se pueden haber perdido votos con esta reyerta política? ¿Cuántos votos perdidos se pueden menospreciar? ¿Cuántos votos le sobran a Esparza? Una sóla baja o un sólo voto perdido ya son demasiadas bajas y demasiados votos perdidos. Lo cierto además es que del daño electoral causado, presente o futuro, sólo podemos especular. Lo único seguro es que dividir el partido es perder. Se puede perder poco con las divisiones, pero no se puede ganar.
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Hablando de lo que Esparza se puede permitir perder o ganar, entre Navarra Suma y el PSN (el “quesito”) ahora se alcanzan los 31 diputados. Puede resultar tentador pensar que en realidad Esparza puede permitirse el lujo de perder 5 diputados y todavía poder aspirar a la presidencia. Es quizá por ello que últimamente anda mucho más preocupado por agradar al PSOE que por recoser las costuras de UPN. El problema es que resulta complicado edificar un proyecto sobre la figura de un líder que se conforme con no perder más de 92 militantes, más de 2 diputados en el Congreso o más de 5 diputados forales. No todos los que salen a ganar ganan, pero es casi imposible ganar saliendo a perder. Por supuesto a Esparza nadie le garantiza que con el PSN vaya a sumar 26. Para echarse en brazos del PSOE Esparza tendrá que romper con el PP. Cuando en 2015 Esparza se presentó sólo con UPN obtuvo 15 diputados frente a los 20 actuales. Además hay 19.440 votos en el centro-derecha navarro (los de las Generales de 2019) susceptibles de ser disputados por VOX. Sólo falta para animar el atribulado espacio del centroderechismo foral una nueva plataforma electoral. Lo más desilusionante de la oferta de Esparza es que, como con los Presupuestos, básicamente consiste en ofrecerle al PSN un cheque en blanco a cambio de que no pacte con Bildu. Porque a fin de cuentas aquí nos enfrentamos a 3 posibles escenarios complicados. El primero que el PSN sume con el cuatripartito y no contemple otras opciones. El segundo que UPN con el PSN no sumen 26. Y el tercero que UPN sume 26 con VOX o con otras fuerzas de centro-derecha pero que UPN prefiera al PSN. El que quiera votar sabiendo lo que vota, ¿a quién debe votar? ¿Es esa la coyuntura en la que Esparza quiere poner a su votante potencial?
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Un comentario
Esparza DIMISIÓN!!!!
Diputados READMISIÓN!!!!
CONGRESO Y RENOVACIÓN de los órganos del partido.
Esto lleva el mismo camino que UPN de Aoiz tras el paso de ESPARZA: Desaparecer para dejarlo todo en manos de los Eusko nazis.