El anuncio de nuevas elecciones en Cataluña invita a realizar un análisis totalmente pragmático de la realidad política en España, particularmente en lo que se refiera a la CAV y Cataluña pero también en la relación/conexión del nacionalismo con el gobierno central.
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Al hablar de un análisis absolutamente pragmático queremos decir que sólo tiene sentido tomar en cuenta los factores numéricos-aritméticos. Es decir, daremos por hecho que en el caso del PSOE resultan despreciables factores políticos, ideológicos, patrióticos, morales o sentimentales. Cualquier cosa que permitan los números la consideraremos posible al margen de cualquier otro tipo de consideraciones.
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Aunque a quien tenemos bajo el foco de interés en este momento es a Cataluña tras el adelanto electoral recién anunciado por Torra, comenzaremos sin embargo el análisis en la CAV. Lo que sucede con el nacionalismo vasco puede facilitar la comprensión de todo lo que después se dirá sobre Cataluña.
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La CAV es un curioso caso político de perpetuación de un partido en el poder: el PNV. La dificultad para desalojar al PNV del poder se basa, por un lado, en que el resto de formaciones no pueden pactar con Batasuna-Bildu para formar un gobierno alternativo, y por otra parte en que el PNV ofrece sus diputados en Madrid a cambio de poder disponer de los escaños del PSE para gobernar sin cortapisas en la CAV. El problema con este balancín es que, quizá, algo ha cambiado con la normalización de Bildu que ha tenido lugar tanto para gobernar en Navarra como para poder investir presidente a Pedro Sánchez.
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Si los diputados de Bildu en Madrid pasan a formar parte del tablero político como una fuerza cualquiera más, entonces el PNV se enfrenta al riesgo de perder su régimen de monopolio gubernamental en la CAV. Al normalizar a Bildu, se abre la puerta a un gobierno en la CAV formado por PSE+Podemos+Bildu, que mandaría al PNV a la oposición. Esto sólo podría evitarlo la necesidad de socialistas y podemitas de contar con los diputados del PNV en Madrid, lo que a continuación nos devuelve al análisis de la actualidad y lo que sucede en Cataluña.
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La crisis de gobierno en Cataluña y la nueva convocatoria electoral viene determinada por la alianza entre el PSOE y ERC, que rompe el bloque nacionalista y deja a JxCAT en minoría. Decíamos que al normalizar a Bildu el PSOE podía perder los 6 diputados del PNV en Madrid, pero hacerse a cambio con el gobierno en la CAV (otro gobierno de “progreso”) de la mano de Bildu. Asociándose con Bildu en la CAV, el PSOE recuperaría en Madrid gracias a la izquierda abertzale 5 de los 6 diputados perdidos con la desconexión del PNV. Aunque en realidad ya con esto el cambio de pareja podría tener sentido en el ámbito del nacionalismo vasco, el hecho es que al PSOE a fecha actual no le basta con el apoyo del PNV o de Bildu y ni siquiera con el apoyo del PNV y de Bildu: necesita además a la Esquerra. Eso sí, con los 13 diputados de ERC ya sí que podría prescindir del PNV (PSOE+Podemos+Errejón+ERC+Bildu = 176). La normalización de Bildu y la adhesión de ERC convertiría a PNV en prescindible, ni en la CAV ni en el conjunto de España, y esto sería una novedad interesante en el nuevo escenario actual que, insistamos de nuevo en ello, no se basa en ningún tipo de principio sino en los números.
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La última parada de este análisis es la dificultad de cuadrar las cuentas del PSOE y ERC en Cataluña. Partiendo de la aritmética actual, a la suma de ERC+PSC+Podemos (57) le faltarían 11 diputados para alcanzar la mayoría absoluta. No les sería fácil cuadrar las cuentas teniendo en cuenta que la CUP sólo cuenta con 4 diputados, JxCAT difícilmente apoyaría la operación destinada a arrebatarle el poder y el resto de fuerzas son CS y PP, más probablemente VOX tras una nueva elección. No obstante algunas encuestas de ayer mismo, como la de Electomanía, avalarían un nuevo escenario en el que ERC+PSC+Podemos acariciarían la mayoría absoluta.
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¿Y si al PSC y ERC no les cuadran las cuentas en Cataluña tras las nuevas elecciones? En tal caso el círculo no quedaría perfectamente cerrado para poder prescindir del PNV o para que que ERC pudiera ostentar la Generalidad a cambio de los servicios prestados, lo que no quiere decir que el PSOE, que en todo caso ya tiene el gobierno, no pueda seguir contando tanto con ERC como con el PNV a través de los pagos políticos oportunos. En cuanto a Cataluña, por la dificultad de formar gobierno si no les salen las cuentas a ERC y PSC, Torra o quien suceda a Torra si se ejecuta su inhabilitación podría perpetuarse en la interinidad y en la repetición electoral como el propio Pedro Sánchez viene haciendo desde junio de 2018. Lo que de todos modos cualquier previsión parece descartar en la CAV, en Cataluña o en el conjunto de España, dejándonos ya ahora al final de pensar sólo en los números y regresando a los valores, es que en general ocurra a corto plazo nada bueno ni alentador. Por otro lado, levantarse con fe es algo que a veces sólo pasa tras haberse comido uno el suelo al caer del caballo. En el peor de los casos, para un país tan grande como España siempre habrá vida más allá del suelo.
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Un comentario
Muy acertado el análisis, aunque la debacle política del PNV no es, contra lo que podía pensarse, una buena noticia si atendemos a la alternativa. Como todo en España, añoraremos pasadas calamidades ante la magnitud de las nuevas.