Seguramente nunca en una emergencia sanitaria tanta gente, durante tanto tiempo, estuvo tan mal informada y aconsejada como la población española con la crisis del coronavirus. ¿Dónde está la explicación a que seamos el país con más nivel de contagios y muertes del mundo? Muy sencillo: en la hemeroteca. La hemeroteca lo explica todo menos por qué este gobierno no ha dimitido en pleno. Si realmente estuviera empeñado en la lucha contra los bulos y la desinformación, este gobierno por propia iniciativa se sentaría en el rincón de pensar y tiraría la llave del cuarto del rincón de pensar por la ventana.
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El último ejemplo evidente de cómo medidas aconsejables, que hubieran podido salvar miles de vidas, fueron totalmente desaconsejadas para ahora pasar a ser no ya aconsejables, sino obligatorias, es el caso del uso de las mascarillas.
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Es totalmente increíble que la decisión de apostar por las mascarillas llegue pasada ya la primera mitad de mayo. Durante todo el pico de la pandemia este gobierno del PSOE, Podemos y los nacionalistas ha estado desaconsejando totalmente a la población el uso de mascarillas. Si las mascarillas son útiles ahora, ¿a cuántos españoles no se hubiera podido salvar la vida aconsejando su uso desde el principio? ¿Y a quién van a echar la culpa esta vez de este error garrafal los partidos que nos gobiernan? ¿A los fondos buitre? ¿Al sector privado? ¿A Bárcenas? ¿Al machismo?
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La hemeroteca es algo más que una secuencia devastadora, es una acusación de cargo. No es ya que el gobierno no aconsejara claramente el uso de mascarillas, es que a la gente que las empezó a utilizar le desaconsejó que lo hiciera. El gobierno no tiene excusa alguna porque quizá hubo expertos que le malaconsejaron, pero el gobierno decidió fiarse de esos expertos y no de otros que sí la aconsejaban, por no mencionar la simple lógica y el sentido común que indican que, a falta de una vacuna o una isla desierta a la que exiliarse, la mascarilla es la única barrera física eficaz que podemos poner entre nosotros y el virus.
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En esta alarmada España en que es imposible saber dónde acaba el gobierno y dónde empiezan las televisiones, la responsabilidad de los medios en todo lo sucedido también es descomunal. Pero precisamente porque no hay manera de saber dónde empiezan los grandes medios y dónde acaba el gobierno en realidad seguimos hablando en el fondo de la responsabilidad del gobierno. No es que los muñecos del gobierno no tengan responsabilidad, pero si la responsabilidad del superior no excusa la del inferior, mucho menos la del inferior excusa la del superior.
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Entre los estudios que sin duda algún día habrá que realizar cuando veamos esto con perspectiva, debería uno que analizara la mortalidad entre los españoles que siguieron las instrucciones del gobierno y los que no. Sin duda la mortalidad entre los que han seguido todos los consejos del gobierno es mucho mayor. Y no hay nada más que añadir, porque realmente es imposible decir algo más grave o peor. Por lo demás basta con mostrarles una pequeña muestra de todo lo dicho porque la hemeroteca es tan indignante que habla por sí misma. No hace falta añadir nada más.
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