El jefe del estado realizará una visita a Cuba tras las elecciones del 10 de noviembre. En los últimos días los medios han dado cuenta de este detalle de la agenda de la diplomacia española. También se ha publicado que Zarzuela no está demasiado feliz de tener que afrontar este viaje apenas unos días después de las elecciones, con un gobierno en funciones, coincidiendo además en La Habana durante el viaje con Putin, Maduro y Daniel Ortega, lo mejor de lo mejorcito, con ocasión de la conmemoración del 500 aniversario de la fundación de La Habana. Todo ello sin olvidar la dictadura comunista que gobierna Cuba y que encarna Raúl Castro, a través de su lacayo Díaz-Canel. Paradójicamente, tratándose de celebrar la fundación de La Habana, quienes en realidad sobrarían serían todos menos el jefe del estado español, Es sin duda uno de esos viajes en los que el jefe del estado español sube el promedio mientras que el resto de figurantes nos rebajan el estatus. La palabra a no usar en el lenguaje diplomático sería llamarlo un marrón.
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Tanto como la noticia del viaje y su circunstancia, por otro lado, es el silencio al respecto de Podemos. Es decir, Pablo Iglesias se pronunció enérgicamente cuando se trataba de que el jefe del estado se hiciera la foto con el líder saudí. ¿Cómo es que ahora el líder de Podemos no dice nada? Podríamos cuestionar si sólo se deben tener relaciones y comerciar con países puros. O sea, si renunciamos al 70% de las relaciones políticas y comerciales con el mundo y si eso sería de gran ayuda y resolvería algún problema o lo empeoraría. Pero claro, si el criterio es político y comercial no podemos sacar a los saudíes, y si el criterio es ético y democrático no podemos meter a los cubanos. Salvo que tengamos una doble vara de medir y justifiquemos los crímenes del comunismo. Que seguro que no es lo que explica el silencio de Podemos. Tal vez el dinero iraní.
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