El gobierno da por hecho que la economía española creció algo durante el último trimestre del año pasado. Los servicios de estudios de BBVA o de la Fundación de Cajas de Ahorros estiman que este crecimiento pudo alcanzar el 0,3%, el mayor avance de la economía desde el año 2008.
Naturalmente a nadie se le escapa que un crecimiento del 0,3% es un crecimiento raquítico, más parecido al estancamiento que al crecimiento y totalmente insuficiente para conseguir un aumento sustancial de la recaudación o un descenso apreciable del paro.
Recesión en V, en U y en L
Como resulta fácil de visualizar, existen tres tipos de recesiones. Las primeras, en V, se corresponden con una rápida caída y una rápida recuperación de la actividad económica. Las segundas, en forma de U, se caracterizan porque en ellas no se produce esa recuperación rápida a partir de un punto en el que se toca fondo, sino que el fondo se ensancha y se extiende haciendo que se retrase el momento de la recuperación. La recesión en L es más propiamente una depresión. La economía cae y luego se estabiliza, se toca fondo pero no se recupera el crecimiento. El electrocardiograma económico queda plano tras el infarto.
Montoro el infartador
Pues bien, salta a la vista después de seis años de crisis que la recesión que atravesamos no tiene forma de V y tal vez ni siquiera de U, sino que estamos atrapados en una auténtica depresión. Naturalmente también las depresiones tienen un final. Es más, nos gustaría ser optimistas. El problema es que si la recesión se convirtió en depresión no hay duda que dos elementos que han pesado gravemente para provocar esa situación han sido las reiteradas y salvajes subidas de impuestos y el crowding out (la acaparación de todo el crédito por parte de un sector público cada vez más endeudado).
Al mismo tiempo que se nos anuncia ese raquítico 0,3% de crecimiento, se nos vuelve a subir el recibo de la luz, aunque somos felices porque se nos sube un 2,3% después de decirnos que sería un 11%. Pero además Montoro nos felicita el año con una batería de nuevas subidas de impuestos que incluyen la subida de la base de cotización de los autónomos o que ahora las PYMES tengan que tributar por seguros médicos, complementos a los planes de pensiones de los trabajadores, pluses de comida o ayudas a los estudios de los hijos de los empleados. Como solemos repetir cada vez que pronunciamos la palabra “Montoro”, subir impuestos equivale a bajar salarios. Y bajando los salarios se contrae el consumo y se enfría la economía. O se aborta la recuperación. O una recesión en U se convierte en una depresión en L. Es muy difícil que la economía pueda recuperarse si el gobierno sigue subiendo los impuestos. Aunque se recupere, lo hará a pesar del gobierno y no gracias al gobierno. Y naturalmente la recuperación, aunque la hubiera, será menor y peor que si el gobierno no hubiera hecho todo lo posible para estrangularla.
Al perplejo votante del PP no le queda sino recordar con nostalgia la fiscalidad de la que gozaba con Solbes o la que se disfruta allí donde gobierna Bildu. Decida cada cual si es que Bildu ha empezado a aplicar una política liberal o si es que el PP se ha entregado con fervor de nuevo converso a una fiscalidad bolivariana. Aunque tampoco, porque resulta que el tipo máximo del IRPF en Venezuela con un régimen pseudocomunista es del 34%. Pero entonces, ¿qué es exactamente Montoro?
7 respuestas
Si los seguros médicos, los planes de pensiones, ayudas de comida y otras variantes de esa práctica de sacar de la nómina conceptos para que tributen por menor tipo medio, o no tributen incluso, deja de ser fiscamente beneficiosa, sería el momento de reintegrarlo en la nómina y que al trabajador le llegue su sueldo real y decida en qué gastarlo. Además incrementa la base de cotización para las futuras pensiones.
El problema ha venido en que algunos han usado esta figura para aprovecharse y no pagar impuesto alguno, disfrazando sueldo de ayudas al estudio o lo que sea. Y no piensen sólo en grandes ejecutivos, piensen en esa directiva de la UGT, esos grandes EJECUTORES, que todos hacían los mismo kilómetros todos toditos los meses, para cobrar el tope de remuneración, rebañando hasta el último céntimo posible.
Para acabar con esas prácticas se modifica la normativa, perjudicando a todos por culpa de los aprovechateguis de turno.
Es difícil ser mas socialista que Montoro.
El problema es que los socialistas no saben y sólo siguen cuatro consignas trasnochadas. Montoro sabe, y eso es peor, porque es consciente de que lo que está haciendo asfixia un poco más a la clase media española, ya de por si bastante ahogada.
Habrá que volver a esquiar en Vallnord.
Este tipo se retirará en un puestazo de la Unión Europea como todos los que colaboran en la destrucción de España.
Y, si no, en algún organismo dependiente de Naciones Unidas.
Al tiempo.
Dígase el Banco Europeo de Inversiones,por ejemplo,no esta ahí maleni?
El endeudamiento público español, lejos de reducirse, se está acelerando. Y ello provocará de nuevo – ineludiblemente – una crisis de proporciones imprevisibles en los mercados internacionales y en la zona del euro.
Entre marzo de 2008 y finales de 2011, la deuda pública se duplicó, tras crecer en casi 359.000 millones de euros, a un ritmo medio de 256 millones diarios.
En el año y medio largo de gobierno de Mariano Rajoy, al término del 2º T de 2013, la deuda pública había aumentado en algo más de 206.000 millones, a un ritmo de 378 millones al día, casi un 50% más que bajo el segundo mandato de Zapatero.
El conjunto de las administraciones públicas adeudaba un total de 954.863 millones de euros al cierre del 3er T-2013, equivalente al 93,4% del PIB. Cada español adeudaba más de 20.000 euros por razón de esta deuda pública. Al final de septiembre 2013 se situaba en 954.863 millones, más 52.000 millones de las empresas públicas, lo que supera el BILLÓN de euros.
Los intereses de la deuda ya han superado en España en 2013 la media del área euro. Los Presupuestos Generales del Estado para 2014 han dispuesto una partida de 36.590 millones de euros para pagar los intereses de la deuda pública. De hecho, el coste por financiarse superará a los fondos de los que podrán disponer los Ministerios para financiar su actividad (34.584 millones).
El Presupuesto del Estado para 2014 contempla la emisión bruta de deuda pública de 243.888 millones (668 millones al día), que servirán, en parte, para afrontar los vencimientos de más de 150.000 millones. Lo que supone un incremento del 17,7% en comparación con la cifra bruta emitida en 2013.
“España; una economía asfixiada” http://www.lebrelblanco.com/articulos/
Si a la gente le sacas la sangre seguramente se morirá.Esta política de impuestos es gravemente perjucicial para reactivar la economía ya que no pone el punto de mira más que en sacar el dinero a los contribuyentes y no en reducir la cantidad ingente de gasto público no productivo arraigado en el sistema.Si no hay una apuesta decidida por esos recortes será dificil que los ciudadanos se conciencien y renuncien a la picaresca antifiscal habitual.
Mientras no estemos dispuestos a soltarnos la mano del Estado (políticos y sindicatos)que nos guían y nos roban. Mientras estemos dispuestos a renunciar a nuestra libertad a cambio de una seguridad (que suele resultar ficticia), esto no tiene remedio. Seguiremos dando poder de decisión a los políticos sobre nuestras vidas a través del “sagrado” (y carísimo) estado del bienestar. Fíjense: Para pagar el estado del bienestar, nos cobran impuestos por todo esto:
– Por lo que ganamos (IRPF)
– Por lo que gastamos (IVA)
– Por lo que ahorramos (IRPF)
– Por lo que tenemos (Impto. Patrimonio)
– Por lo que cobramos al vender nuestros bienes (Plusvalías)
– Por lo que trabajamos (Cuota a la S.S., entre la empresa y el trabajador)
– Por lo que heredamos (Impto. sobre sucesiones y donaciones)
– Y al que más suerte tiene… ¡Impuesto a las loterías!
– Ahora, resulta que también se van a pagar impuestos por los pisos vacíos, esto es, se van a pagar impuestos por tener pérdidas (o sea, por lucro cesante). ¡Lo nunca visto!. ¡Viva el estado del bienestar! ¡Todo gratis, oiga!.
Pero bueno, todo esto no es nuevo, ya lo advirtió hace tiempo Thomas Sowell: “El estado del bienestar hace confortable la pobreza y penaliza cualquier intento de salir de la misma”. Y así seguimos, quejándonos y protestando contra los mercados, la Merkel, los banqueros… pero bien calenticos en casa, que me lo den todo hecho y que lo paguen otros. Ya, ya, nuestros nietos, aún sin haber nacido, lo van a pagar. A eso llaman los progres solidaridad y justicia social.