Navarra Suma y el PSN coincidieron ayer en votar en el Parlamento de Navarra a favor de una moción la cual a su vez rechazaba que se pudiera exigir a todos los escolares navarros el conocimiento de un mínimo de euskera, tal y como plantea el II Plan Estratégico del Euskera.
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Más allá de esta rara y «feliz» coincidencia, y sobre todo del rechazo a esta injustificable imposición del euskera, resultan reseñables algunos de los argumentos del nacionalismo y la ultraizquierda para defender dicha imposición.
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Así, por ejemplo, desde Geroa Bai se acusó a Navarra Suma, por presentar esta moción, de presentar “un idioma minorizado como opresor”.
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¿Perdón?
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¿Cómo que minorizado?
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¿Acaso el euskera no recibe por un lado una catarata de fondos públicos y no se convierte por otro en un factor determinante para el acceso al empleo público y la contratación con la administración? Sin todo este dopaje financiero a costa del contribuyente, ¿dónde estaría el euskera en esta comunidad? Y entonces, ¿cómo se le puede calificar de minorizado cuando en todo caso está “mayorizado”? Desde luego si es para minorizarlo o no tener influencia, nos podemos ahorrar todo el dinero que pagamos a cuenta de premiar el conocimiento y el uso del euskera. Por otro lado una política lingüística basada en la desmonetización, la despolitización y la libertad, seguramente sería la mejor noticia para el vascuence.
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Por lo demás, que algo sea minoritario no resulta incompatible con que sea opresor. De hecho las dictaduras se basan generalmente en ese principio, en que una minoría oprime a una mayoría. Cuando es una mayoría la que oprime a una minoría podríamos decir con cierta ironía que entonces hablamos de democracia.
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Finalmente es una alegría recuperar a un personaje como Ainhoa Aznárez, que precisamente se caracteriza por el uso del euskera para joder, la cual argumentó que “el plan plantea estudiar la posibilidad de que todos los niños tengan un conocimiento mínimo del euskera, no dice nada de imponer ni de exigir”. Pero a ver, señora, ¿cómo va a conseguir que todos los niños tengan un conocimiento mínimo del euskera sin imponerlo? ¿Pagándoles un millón de euros a cada uno por aprenderlo?
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Un comentario
el euskera es un cuento, y en base a ese cuento hay un monton (un montonazo) de personas que viven del cuento.
Por cierto, a pesar de que vivimos en un pais libre y democratico, esto lo puedo decir como anacleto, porque si doy mi nombre y apellidos corro el riesgo de que me quemen mi ferreteria, porque ETA aunque ahora no mata, sigue sin dejar vivir.