De vez en cuando se suele poner sobre el tapete la cuestión de si el sistema electoral, basado en la Ley D´Hondt, es justo o sería mejor un sistema proporcional puro. En virtud de nuestro sistema electoral, el principio un hombre un voto queda un tanto matizado porque efectivamente un hombre es un voto, pero se vota para conseguir diputados y un diputado en un sitio pueden ser 100.000 votos y en otro 200.000.
¿Cuál habría sido el resultado de estas elecciones con un sistema electoral perfectamente proporcional? Una aplicación de la la web calculoescanos.com nos permite introducir los datos y comparar la diferencia entre los distintos sistemas electorales posibles. La caída del mito viene cuando comprobamos que los resultados del sistema D´Hóndt y del sistema proporcional (Cociente Hare) vienen a ser exactamente los mismos.
¿Dónde esta el truco?
Para hacer el cálculo, hemos aplicado el sistema D´Hondt suponiendo que España fuera una circunscripción única (por eso los resultados son iguales entre sí, pero distintos a los que se han producido en las elecciones del domingo). Si aplicamos el sistema D´Hondt comunidad por comunidad y no a una circunscripción única (como en el cálculo anterior), ni tampoco provincia por provincia (sistema actual), es cuando nos encontramos con unos resultados algo distintos entre sí y también respecto a los del domingo.
Como conclusión de lo anterior, podemos deducir que las distorsiones en los resultados electorales no las crea tanto el sistema D´Hondt, como el hecho de aplicar el sistema D´Hondt a un sistema de circunscripción por comunidades o incluso por provincias. En virtud del sistema que hemos implementado, hasta ahora la gran perjudicada era Izquierda Unida, ahora es Ciudadanos.
¿Qué sistema es mejor?
Pese a lo que pudiera parecer, el sistema proporcional no tiene porqué ser necesariamente mejor, aunque a primera vista parezca más justo. El sistema proporcional perjudica a las regiones pequeñas que se podrían quedar sin representación. Exagerando un poco, podríamos decir que todo lo decidirían entre barceloneses y madrileños. Existe además un segundo problema y es la tensión entre representatividad y gobernabilidad. Sin duda un sistema democrático tiene que ser representativo, pero la gobernabilidad puede hacer recomendable el favorecimiento de las mayorías. Aunque la fragmentación puede mejorar la representatividad puede entorpecer, lo estamos viendo, la gobernabilidad. Por otra parte, en un Parlamento de 350 diputados podemos encontrarnos con que un partido con 175 diputados necesita pactar con un partido que tiene 1 diputado para conseguir la mayoría. Es decir, un partido con sólo 1 diputado puede acabar teniendo tanto poder e influencia como un partido con 175. La solución por lo tanto no es sencilla. La representatividad es buena, pero también lo es la gobernabilidad, es por ello que no se han vuelto locos casi todos los países cuando han apostado por fórmulas de equilibrio entre ambas.
2 respuestas
Elección presidencial directa a doble vuelta.
Y ya verán como se dejan de preocupar por la Ley D’Hont.
El presidente electo sería elegido por la mayoría de los españoles, estrictamente democrático, y supongo que nadie, salvo los comunistas y separatistas, se opondrá.
Esos comunistas que quieren deslegitimar el resultado de las urnas en España, y que sus patrocinadores en a Venezuela quieren disolver la Asamblea en la que la oposición tiene una mayoría de 2/3, pero a ellos eso no les importa, «el pueblo»,que son ellos, tienen toda la razón, aunque no tenga los votos.
Esos separatistas, que tendrán que elegegir al candidato a la Presidencia del Gobierno de España, muy a su pesar todo ello.
Evidentemente el sistema actual perjudica a los partidos nacionales no mayoritarios. En tiempos el CDS, siempre IU, modernamente UPYD, ahora Ciudadanos.
Lo trágico es que la posibilidad de una regeneración desde dentro del sistema que éstas opciones han supuesto queda cercenada ante el beneficio de un partido mayoritario (antes PSOE, ahora PP) que carece de esa voluntad y en el que operan procesos de selección negativa de dirigentes y representantes.
De ahí el beneficio de robolucionarios (Podemos) o nacionalistas.
La Tercera España, una vez más, exiliada por las «Dos Españas que te helarán el corazón»
Por favor,
que cambie esto.
A la alemana (con escaños de asignación local y nacional) o autonómica.