Por último, Blanco anuncio una nueva era en la que “a pesar de no estar en el Gobierno de Navarra, el cambio ha empezado porque ya no tienen espacio las políticas que generaron enfrentamiento, crispación, malestar y deterioro de la convivencia”. Sin embargo, demostrando la brevedad de esa nueva era, Blanco buscó de nuevo la confrontación al afirmar que esa etapa de crispación “fue protagonizada en exclusiva por UPN bajo la dirección del PP de Mariano Rajoy y Ángel Acebes”. El secretario de organización del PSOE utilizó una vez más la estrategia de acusar al PP y a UPN de crispar cuando es él quien evidentemente utiliza esa acusación para crispar a los suyos. Blanco no parece recordar que el PSOE y sus acólitos, desde mucho antes de la manifestación en Pamplona bajo el lema “Fuero y Libertad. Navarra no es negociable”, ya venían criminalizando y presentando como enemigos de la paz a todos aquellos que con razón, como se ha demostrado, se oponían a su proceso-trampa. Blanco no aprovechó su visita a Pamplona para reconocer su error o para pedir perdón, sino para seguir arreando a su auditorio.
Lizarbe también tuvo unas palabras. Aunque reconoció no haber sido convencido por Blanco, pidió a todos los militantes y cargos del PSN que “nadie se dé de baja” y que “es importante que todo el mundo continúe”. La alternativa que ofrece Lizarbe, cuyo voto personal fue uno de los que permitieron la reelección de Sanz, es que se apoye a su sector para hacerse con la dirección del partido en el próximo congreso, que ya se ha anunciado que será ordinario y será en julio.